Imagen ilustrativa. Reuters.
Por: María Josefina Arce
Con demasiadas materias pendientes en su propio territorio el presidente estadounidense, Donald Trump. intenta desviar la atención de los problemas internos, ganar votos electorales y garantizar su dominio sobre los grandes recursos naturales de Venezuela, promoviendo la desestabilización del estado suramericano.
Ese es el propósito de la recién concluida gira por varios países de América Latina del secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, quien buscó apoyo para los planes de Washington contra Venezuela.
Surinam y Guyana, con nuevos gobiernos, fueron las primeras naciones visitadas con el fin de sumarlas a un llamado eje de seguridad en torno a Venezuela que pretende imponer Estados Unidos en sus intenciones injerencistas, pues Caracas ha demostrado su vocación a favor de la paz y no constituir un peligro para la región.
Pero las escalas fundamentales del periplo eran Brasil y Colombia, con gobiernos afines a la administración Trump y que han apoyado sus acciones desestabilizadoras.
Gran polémica despertó la visita de Pompeo a Colombia, donde el gobierno del presidente Iván Duque es fuertemente cuestionado por la presencia en el territorio de tropas estadounidenses, sin la debida autorización del Congreso.
Pero con un abierto servilismo Duque sigue los pasos de la Casa Blanca. Desde Colombia se han gestado acciones encaminadas al derrocamiento del presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro, e incluso en los últimos días efectivos norteamericanos y colombianos desarrollaron ejercicios bélicos, en una nueva escalada de provocación.
Brasil nuevamente se puso a disposición de Estados Unidos, una actitud fuertemente criticada y calificada de afrenta a la autonomía y a la buena práctica de la diplomacia internacional por el presidente de la Cámara de Diputados Rodrigo Maia.
No es casualidad que durante su breve permanencia en el gigante suramericano, el jefe de la diplomacia estadounidense visitó la ciudad de Boa Vista, fronteriza con Venezuela.
La subordinación de Brasilia llegó al punto de suspender, poco antes del arribo de Pompeo, las credenciales de la misión diplomática venezolana y prohibir la circulación de los vehículos de la embajada y el consulado.
La llegada a la presidencia de Trump trajo un recrudecimiento de las acciones injerencistas de Estados Unidos contra Venezuela que, incluso, ha visto obstaculizado su enfrentamiento a la COVID 19.
Estados Unidos tiene la mirada puesta en los recursos naturales de la nación latinoamericana, la que también le molesta por no plegarse a sus dictámenes, por lo que no ha vacilado en revitalizar su conocida Doctrina Monroe, muchas veces evocada para defender sus intereses hegemonistas en América Latina.