Arce se convertiría en el nuevo presidente democrático de Bolivia. Foto: Reuters.
Por: Guillermo Alvarado
A falta de resultados oficiales, pero ya con una profunda convicción interna e internacional, el Movimiento al Socialismo, MAS, de Bolivia, se alzó con la victoria en las elecciones presidenciales y legislativas y encendió las esperanzas de que el país retorne a la senda del desarrollo y la igualdad.
Los resultados preliminares dan a la dupla encabezada por Luis Arce y David Choquehuanca el 52,4 por ciento de sufragios, seguidos bastante de lejos por Carlos Mesa, que consiguió el 31,5 por ciento de los sufragios.
Es una ventaja tan clara y contundente que la misma presidenta impuesta por los golpistas, Jeanine Áñez, tuvo que reconocer a regañadientes y eliminó cualquier posibilidad de manipular los resultados, como se temía antes de la cita con las urnas.
Arce, a quien incluso medios de comunicación estrechamente vinculados con la derecha dan ya como presidente electo, dijo que el pueblo de Bolivia ha demostrado una vez más que es sabio y destacó que la jornada electoral transcurrió con una gran tranquilidad.
Recuperamos la democracia y la esperanza, aseguró, y prometió gobernar para todos los bolivianos y reconstruir la unidad nacional.
Como ministro de Economía durante el gobierno de Evo Morales, fue el principal arquitecto del proyecto que sacó al país sudamericano del listado oprobioso de pobreza crónica en que estaba sumido y lo convirtió en uno de los más prósperos de la región.
La tarea que tendrá por delante no es fácil, porque el régimen impuesto tras el golpe de Estado del año pasado hundió la mayor parte de las conquistas alcanzadas, sobre todo en materia de lucha contra la pobreza.
Viene a sumarse ahora la pandemia de covid-19, manejada con torpeza por el gobierno de Áñez que privilegió los intereses de funcionarios corruptos por encima de la salud de la población.
Conocido es el caso de la compra de equipos para respiración asistida destinados a los servicios de terapia intensiva, que no solo fueron sobrevalorados sino que además resultaron inservibles.
Hospitales saturados, cementerios insuficientes y cientos de personas fallecidas en las calles, fueron el panorama que ensombreció el país que Evo Morales había convertido en uno de los más exitosos de la región.
Es pronto aún para señalar los retos que esperan al gobierno de Luis Arce, pero por el momento hay que señalar el regocijo que esta victoria causa para todos los que amamos la paz, la justicia y el desarrollo con equidad social, a los que Bolivia retorna para bien de los pueblos de esta América nuestra.