Imagen ilustrativa tomada de Archivo
Por Guillermo Alvarado/RHC
La cercanía de las elecciones presidenciales y legislativas de 2020, el contagio masivo y descontrolado de la covid-19 y los miles de manifestaciones contra la brutalidad policial y el racismo, han estimulado uno de los más lucrativos negocios en Estados Unidos, la venta de armas de fuego y municiones.
De acuerdo con el Buró Federal de Investigaciones, FBI por sus siglas en inglés, a lo largo del año se han recibido más de 28 millones de solicitudes de antecedentes penales, un requisito indispensable para adquirir de manera legal uno o más de estos artefactos.
Se trata de la cifra más elevada desde que se comenzaron a llevar estos registros y ha puesto en aprietos a comerciantes y fabricantes, porque en muchos casos la demanda ha superado la capacidad de producción.
Así lo indicó la firma Sturm, Rugers & Company, que dijo haber tenido dificultades para satisfacer a sus clientes porque en 2020 las ventas fueron las más elevadas de las últimas tres décadas.
Entrevistado por la revista Forbes, Larry Hyatt, propietario de la tienda Hyatt Guns, en Carolina del Norte, señaló que en septiembre pasado el comercio sufrió una baja por la carencia de los tipos y calibres de las armas preferidas por la población.
Entre las razones que alientan este negocio figura la incertidumbre por las elecciones del 3 de noviembre, en particular por la conducta del presidente y candidato a la reelección, Donald Trump, de rechazar los resultados si le son adversos, lo que podría desatar una ola de violencia.
Parte de la base electoral del magnate está formada por grupos extremistas organizados y armados, incluso con preparación militar, que podrían intentar tomar las calles e instituciones por la fuerza para anular los comicios.
Los más de siete meses de pandemia y la ausencia de una solución a corto plazo también ha llevado a muchas personas a comprar pistolas o fusiles para proteger sus hogares.
Otro factor son las manifestaciones contra el racismo y los enfrentamientos que algunas de ellas han provocado, sea con la policía o con grupos supremacistas blancos.
Foto: Archivo
En Estados Unidos existen entre la población más armas de fuego que habitantes, incluidos bebés y ancianos, eso sin contar con las que se trasiegan en el mercado negro, por lo que literalmente el país está sobre un polvorín y bajo una lluvia de chispas.
Todos los gobiernos, de un bando u otro, han fracasado o se han negado a poner controles a este comercio, que está detrás una de las principales causas de muerte en el país “de las libertades y la democracia”.