Por: Roberto Morejón

El paso de la tormenta tropical ETA obligó a los cubanos a redoblar sus ensayadas labores preventivas a causa de la presencia aún del nuevo coronavirus.

El ciclón con nombre número 29 de la muy activa temporada en el Atlántico conminó a desplegar los operativos acostumbrados en Cuba.

Más de 74 mil personas fueron evacuadas a instituciones públicas o casas de familiares y vecinos, mientras alimentos, bienes y ganado eran trasladados a lugares seguros.

Todo fue oportuno ante una tormenta tropical de sinuosa trayectoria que dejó en Cuba copiosas lluvias, vientos superiores a 100 kilómetros por hora, inundaciones, crecidas de ríos, daños a la agricultura y caída de tendido eléctrico.

Infortunadamente, el meteoro atravesó la zona central, donde se localizan dos de las tres provincias con más casos de COVID-19 en las últimas semanas.

Si bien las autoridades sanitarias sostuvieron el control de la pandemia, el país debió pasar a la llamada nueva normalidad, con pesquisas comunitarias y aumento de la responsabilidad ciudadana.

En esas circunstancias resultó más atareado colocar todo en función de preservar vidas y bienes materiales ante el peligro de ETA, si bien Cuba dispone de una larga experiencia en defensa civil.

Cuando aún están por verse las consecuencias del cruce del evento meteorológico por el norte de la zona occidental de la mayor de las Antillas, podía inferirse que el balance total contrastó con el exhibido en Centroamérica.

ETA arrolló allí con fuerza de huracán, provocó centenares de muertos, graves daños materiales y puso en evidencia las vulnerabilidades de una región caracterizada por la pobreza y frágiles mecanismos preventivos.

En Cuba, mientras tanto, los turistas que han comenzado a llegar después de un cierre de siete meses a causa del nuevo coronavirus, fueron testigos de la dinámica respuesta a la contingencia.

Decenas de ellos debieron ser conducidos a otra instalación para alejarlos de amenazas de inundación por los fuertes aguaceros.

Los vacacionistas, a quienes les ampara el minucioso protocolo de seguridad para evitar contagios por la COVID-19 , constataron la puntual organización de la defensa civil en Cuba.

La misma que ampara a nacionales y extranjeros en servicio en el país y los que arriban en plan recreativo para que NO corran peligro ante la inminencia de catástrofes naturales.