Foto: Archivo/RHC.

Por: Guillermo Alvarado

Con más de 54 millones de contagios en todo el mundo, la covid-19 mantiene un ritmo indetenible cuando nos estamos acercando a un año de que detectaron los primeros casos, tiempo durante el cual perdieron la vida alrededor de un millón 300 mil personas.

El mundo como se conoció antes, las relaciones sociales y laborales y la economía sufrieron profundas transformaciones en cualquier rincón del planeta, en tanto se espera el descubrimiento de una o varias vacunas, que permitan controlar la situación.

De acuerdo con los datos ofrecidos por la Universidad John Hopkins a finales de la semana pasada hubo en apenas 24 horas un registro 580 mil positivos.

Estados Unidos se mantiene como el país más afectado con casi 11 millones de enfermos y muy cerca ya de las 250 mil muertes.

Bill de Blasio, alcalde de la ciudad de Nueva York, anunció a los padres de familia que a partir de hoy lunes se producirá otro cierre total de escuelas, que en septiembre habían abierto parcialmente sus puertas.

En Europa, sede de un rebrote muy virulento, los gobiernos aplican restricciones cada vez más rigurosas a pesar de la oposición de empresarios y los llamados “negacionistas”.

La región de América Latina y El Caribe se mantiene muy afectada por la pandemia, que provocará la contracción más grave de la economía en los últimos cien años y disparará las cifras de pobres y desempleados, sobre todo entre las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas.

México rebasó el fin de semana el millón de enfermos y, según datos de la secretaría de Salud Pública, desde octubre se mantiene un alza constante de entre cinco mil y seis mil infectados cada día.

Otro país muy dañado por el coronavirus es Argentina, que el sábado cruzó la barrera del millón de enfermos, con más de 35 mil fallecidos. Allí los esfuerzos del gobierno de Alberto Fernández chocan con sectores de la derecha que se oponen al aislamiento social para frenar los contagios.

Los pequeños países centroamericanos viven una situación muy compleja, con cifras crecientes de casos y muertes por la covid-19, los cuales se incrementarán luego del paso de la tormenta Eta, que inundó y dejó aisladas a numerosas comunidades habitadas por familias pobres.

Para colmo, se aproxima el huracán Iota que podría ingresar este lunes a Nicaragua con categoría cuatro en la escala Saffir-Simpson, y afectar luego a Honduras, El Salvador y Guatemala, calificados entre los más pobres del continente luego de Haití.

Una desgracia tras otra y muchas lecciones pendientes de aprender.