Una lancha dañada captada en la arena mientras el Huracán Iota se aproxima a Puerto Cabezas, Nicaragua. Foto: Wilmer Lopez / Reuters
Por: Guillermo Alvarado
El poderoso huracán Iota, que llegó a tener categoría cinco antes de disolverse sobre territorio de El Salvador, dejó un doloroso rastro de muerte, destrucción y desamparo en Centroamérica, que se viene a sumar a los daños ocasionados recientemente por el fenómeno meteorológico denominado Eta.
Un balance que todavía es provisional, porque las lluvias siguieron azotando varios lugares durante prácticamente todo el miércoles y hoy jueves, estima en 25 los fallecidos y decenas de miles de personas aisladas debido a las inundaciones y cortes en las vías de comunicación.
La vicepresidenta del gobierno de Nicaragua, Rosario Murillo, informó que hay 16 personas muertas debido a derrumbes y deslizamientos de tierras. Iota golpeó la noche del lunes ese país con vientos de hasta 260 kilómetros por hora e intensas lluvias.
Ante la inminencia del peligro, las autoridades pusieron en práctica planes de evacuación de personas que habitan en zonas vulnerables, lo que impidió un desastre de mayores proporciones.
En Honduras por lo menos cinco habitantes fallecieron debido al colapso de una vivienda en la aldea El Trapiche, si bien ese país sufrió menos daños de lo que se había previsto originalmente.
Las lluvias y los vientos también dañaron las islas colombianas de Providencia y San Andrés, donde causaron dos víctimas fatales y una más en Panamá.
En El Salvador hay cientos de viviendas y hectáreas de cultivos inundadas. El país más pequeño de Centroamérica reportó un fallecido hasta ahora.
Las autoridades de Guatemala informaron que al menos cien mil personas están afectadas por las lluvias e inundaciones que se mantendrán hasta hoy jueves. En total se informó de 300 comunidades aisladas en todo el istmo.
El golpe es más duro por cuanto hacía pocos días el meteoro Eta golpeó con fuerza esa misma región. Los cuerpos de rescate de Guatemala informaron 30 muertos por este ciclón, pero la cifra puede ser mucho mayor debido a que más de 150 viviendas quedaron destruidas por un deslave en el norte del país.
Centroamérica tiene en conjunto 520 mil kilómetros cuadrados y 50 millones de habitantes, más de la mitad de ellos viviendo en condiciones de pobreza en zonas rurales y urbanas muy vulnerables ante los fenómenos naturales.
La inusual temporada ciclónica de 2020, atribuida al cambio climático en todo el mundo, se vino a sumar a los desastrosos efectos de la covid-19, una pandemia que ha afectado en mayor medida a las capas medias y bajas de la población, con un aumento dramático del desempleo y la miseria.
Llover sobre mojado es poco decir en esta zona, la más desigual de una región caracterizada por profundas diferencias económicas y sociales.