Imagen / Razones de Cuba.
Por: Roberto Morejón
La televisión cubana puso al desnudo el peligroso intento de extremistas en la estadounidense península de la Florida de provocar violencia en la mayor de las Antillas.
Las declaraciones de acusados por cometer sabotajes y otros delitos desenmascaran a residentes en la nación norteña por pagarle aquí a sujetos de pésima catadura social.
A cambio los delincuentes cometen sabotajes que pueden generar pérdidas de vidas humanas, a la economía y los servicios.
No se trata de empeños aislados sino de un plan dirigido a inducir el pánico en la sociedad cubana, expuesta a otros avatares, como el recrudecimiento del bloqueo estadounidense y el impacto económico de la COVID-19 .
Quienes apuestan desde el exterior por una convulsión interna en la mayor de las Antillas evaluaron como propicio el show mediático de un grupúsculo en una barriada habanera.
El disforme conjunto con disfraces de artistas y alentado por la embajada estadounidense en La Habana apeló a un ayuno ficticio para reclamar la liberación de un sujeto sentenciado por desacato.
Más allá de esa demanda, el autodenominado Movimiento San Isidro que tiene a miembros relacionados con agencias y funcionarios estadounidenses, presentó reclamos de tinte político al Ministerio de Cultura.
Por ese camino siguió mostrándose como pieza esencial de los diseñadores de una ofensiva mediática contra la Revolución Cubana , a tono con la beligerancia de la saliente administración estadounidense.
No por casualidad, el autodenominado Movimiento San Isidro pretende contaminar las inquietudes de creadores jóvenes formuladas al Ministerio de Cultura, y de paso erigirse como supuesta voz única de esas últimas personas, ya atendidas por la institución.
Analistas alertaron sobre los proyectos de subversión, guerra mediática y terrorismo contra Cuba, asociados a un concepto muy actual, el del golpe blando, aplicado en diversas latitudes.
Si esta alternativa demorara o fallara, los extremistas de Miami imaginan otra más cruda, pedir la intervención militar extranjera en el archipiélago caribeño.
Los cubanos, quienes mayoritariamente repudiaron el ultraje a símbolos patrios y las provocaciones mediáticas, han rechazado enérgicamente las conspiraciones de los promotores del terrorismo.
Como el modo de operar no es nuevo saben que lo aconsejable es redoblar las alertas.