Por María Josefina Arce
La décimo octava Cumbre del ALBA-TCP, Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos, se celebra con la buena noticia del retorno de uno de sus países miembros, Bolivia.
Incorporada a ese mecanismo de integración en 2006, la nación sudamericana se retiró tras el golpe de estado de noviembre de 2019 contra el entonces presidente Evo Morales, y por la afinidad del gobierno de facto con Estados Unidos y lo más reaccionario de la región.
El regreso de la constitucionalidad, luego de la victoria del MAS, Movimiento al Socialismo, en los comicios de octubre último marcó la vuelta de La Paz a bloques como el ALBA-TCP, un espacio de concertación socioeconómica con fines solidarios para trabajar por el bienestar de sus ciudadanos.
La actual cancillería denunció que la decisión del gobierno golpista de Jeanine Áñez de suspender la participación del estado plurinacional respondió a intereses meramente políticos que poco tienen que ver con la vocación integradora del pueblo.
Los bolivianos conocen la labor de este mecanismo en sus 16 años de fundado, pues se han beneficiado de los múltiples proyectos sociales puestos en marcha.
De la mano del ALBA llegó al país la Operación Milagro, un programa de rehabilitación oftalmológica iniciado por Cuba y Venezuela que se extendió a otros estados.
Los sectores más humildes fueron beneficiados con esta iniciativa que permitió recobrar o mejorar la visión a cientos de miles de bolivianos.
El método cubano de alfabetización Yo sí puedo también estuvo presente, y por primera vez, gracias al apoyo de Cuba y la voluntad política del gobierno del entonces presidente Morales, muchos pobladores aprendieron a leer y escribir.
De hecho en 2008 Bolivia fue declarada Territorio Libre de Analfabetismo por la UNESCO, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Otro de los programas del ALBA-TCP, que contó con el respaldo de Cuba y Venezuela, fue el estudio sobre discapacidad, que permitió la entrega de ayuda y la implementación de políticas a favor de ese sector poblacional, marginado por las anteriores administraciones.
Múltiples fueron los beneficios para el pueblo boliviano tras su incorporación al bloque, que sin dudas, en sus 16 años de creado ha trabajado también por defender la diversidad de las distintas culturas de las naciones miembros, por la seguridad alimentaria y la independencia monetaria y energética.
El ALBA-TCP puso en marcha un nuevo tipo de relaciones, basadas en la solidaridad y el respeto a la soberanía, y ha sido y es una alternativa válida ante el neoliberalismo que empobrece a los pueblos.