La pandemia agudizó la ya precaria situación de la salud en Chile. Foto / Telesur
Por: Roberto Morejón
La salud en Chile sigue en el foco de atención por el impacto de la pandemia por la COVID-19, las insuficiencias del diseño de atención y las condiciones laborales adversas de parte de los trabajadores.
Profesionales de la atención primaria se sumaron a un paro nacional en demanda de un reacomodo salarial de casi 4 por ciento.
No faltaron los requerimientos de un mayor presupuesto, evaluado de “paupérrimo”.
Las demandas salariales en Chile se inscriben en un panorama sanitario conmocionado por la pandemia.
Hasta un ministro del ramo dejó su puesto a mediados de año después de revelaciones sobre la entrega de estadísticas distintas a la población y a la Organización Mundial de la Salud.
Más allá de la manipulación de las dolorosas cifras, la urgencia de un mejor sistema de salud la enarbolan participantes en las manifestaciones convocadas después del estallido social de octubre de 2019.
Los chilenos exigen un servicio capaz de reducir las extensas listas de espera para atender a pacientes y la inequidad en el acceso a las prestaciones.
Con un esquema mixto sobre la base de las áreas privada y pública, Chile No garantiza una cobertura uniforme.
La peor parte la llevan los adultos mayores con sus enfermedades crónicas y mujeres en edad fértil.
A ellos les resulta más espinoso acceder a las instituciones privadas y deben aglomerarse a la postre en las de perfil público, con la consiguiente demora para ser vistos por los médicos.
Tampoco satisface a muchos la ausencia de políticas efectivas de prevención y promoción desde la infancia.
Se trata de proyecciones adversas de un esquema de salud que divide y aparta a sus pacientes de acuerdo con su capacidad de pago y riesgos de enfermedad.
Incluso la red pública asumió pautas propias del mercado con el argumento de autofinanciarse.
NO son pocos los chilenos que lamentan que los gobiernos posteriores a la dictadura de Augusto Pinochet eludieran examinar las injusticias del modelo de cobertura.
La salud también debe transformarse en el país austral junto al sistema de pensiones y la educación, afirman organizaciones sociales y familias.
Pero el presidente Sebastián Piñera defiende el modelo tenazmente, incluso pagando un alto precio, pues su nivel de aprobación ciudadana NO sobrepasa 7 por ciento.