Por: Guillermo Alvarado
Al término de su misión como coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en el Oriente Medio, el búlgaro Nickolay Mladenov alertó que prácticamente la mitad de la población palestina en Cisjordania y la Franja de Gaza requieren de la ayuda humanitaria para vivir ante las agresiones constantes de Israel.
Detalló el funcionario que dos millones y medio de personas, o sea el 47 por ciento de los habitantes palestinos en esa zona, requieren asistencia.
La violencia y los ataques constantes contra población civil indefensa crecieron este año y sus principales víctimas suelen ser los niños, dijo Mladenov al hacer una evaluación final sobre su gestión.
Uno de los principales problemas en los territorios ocupados de Cisjordania es la construcción de colonias ilegales judías, que se edifican sobre terrenos que les fueron usurpados a familias palestinas.
La comunidad internacional ha condenado esta práctica del gobierno de Tel Aviv, pero fuera de eso no se ha hecho nada efectivo para detenerla. Más aún, el presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, alentó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu para seguir adelante.
En el llamado “Plan del siglo” para el Medio Oriente, elaborado por Washington, se contempla incluso la posibilidad de que el país ocupante incorpore a su soberanía todas las tierras usurpadas durante y después de la Guerra de los Seis Días, de junio de 1967, lo que aniquila la posibilidad de crear un Estado Palestino.
De cumplirse tal objetivo, el Valle del Jordán, donde están los mejores y más fértiles suelos de esa zona pasaría a poder de Israel y decenas de miles de familias perderían sus propiedades ancestrales.
Mladenov, quien será sustituido en su cargo por el diplomático noruego Tor Wennesland, también cuestionó la sistemática demolición de edificios de uso común y viviendas de palestinos en Cisjordania y Jerusalén Oriental.
De acuerdo con cifras publicadas por la ONU, Tel Aviv destruyó o confiscó 178 estructuras palestinas en noviembre, la cifra más elevada de la última década. Muchas de ellas habían sido construidas con fondos de la cooperación de la Unión Europea.
Un caso dramático ocurrió el 3 de noviembre en el pueblo beduino llamado Humsa al Bquia, donde en un solo día fueron demolidas 83 edificaciones, de las cuales 29 tenían fines humanitarios. Más de 70 personas, entre ellas 49 niños, quedaron en la calle por este acto.
Las autoridades administrativas sionistas pretextan que esas estructuras carecen de un permiso que extiende el aparato militar que controla la ocupación en Cisjordania, pero ese es un documento prácticamente imposible de conseguir.
Termina así un año más de sufrimientos para un pueblo que padece por la indiferencia de la comunidad internacional, que bien poco ha hecho para llevar a la práctica la resolución de la ONU de establecer dos estados, uno palestino y otro israelí, que convivan en paz y con las fronteras anteriores a 1967. FIN