Por: Guillermo Alvarado
A partir del próximo 1 de enero el Reino Unido dejará oficialmente de ser miembro de la Unión Europea, un proceso conocido como brexit que llevó cinco años de tormentosas negociaciones hasta arribar a última hora a un acuerdo comercial, que regulará las relaciones en el futuro.
Todo comenzó con un referendo celebrado en junio de 2016, cuando el 51,9 por ciento de los británicos se pronunciaron a favor de la separación, circunstancia que ocasionó la renuncia del entonces primer ministro David Cameron, quien había militado por el no.
Se abrió paso entonces a una especie de estira y afloja para conseguir un pacto comercial mutuamente ventajoso, y los plazos de este singular divorcio se fueron posponiendo en la medida en que se endurecían las posiciones.
En el ínterin, la sucesora de Cameron, Theresa May, también perdió el cargo acusada de mentir sobre los verdaderos términos del acuerdo y le entregó la jefatura de gobierno a Boris Johnson, un entusiasta partidario de la ruptura.
Puesto como plazo definitivo el 31 de diciembre de 2020, hubo momentos en que pareció imponerse un brexit sin entendimiento comercial, lo que habría sido ruinoso para ambas partes, en particular para los británicos.
Finalmente se dio luz verde a un tratado nacido con fórceps.
En apretado resumen, pues se trata de un documento de más de mil 200 páginas, Londres conservará las ventajas arancelarias que otorgaba su membresía al bloque continental, pero se añadirán controles fronterizos y eventuales impuestos para evitar que tome ventajas indebidas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, anunció que continuará la cooperación mutua en temas de interés, entre ellos el cambio climático, energía, seguridad y transporte.
Reino Unido perderá el acceso a los tratados comerciales que el mecanismo integrador tiene con más de 70 países, aunque ya logró negociar de manera bilateral con al menos 58 de ellos.
Uno de los más importantes, sin embargo, un gran acuerdo bilateral prometido a Johnson por Donald Trump al consumarse la separación, se quedará en suspenso cuando éste le entregue la Casa Blanca a Joe Biden.
Por otra parte, la City, como se le llama al mercado financiero de Londres, uno de los principales del mundo, no podrá operar ni ofrecer servicios libres de impuestos en la Unión Europea.
Todavía hay más preguntas que respuestas sobre las consecuencias de este paso impulsado por los sectores más conservadores británicos, pero que va en dirección opuesta a un mundo multilateral, regido por la cooperación y el entendimiento.