Las amenazas de nuevos disturbios por parte de seguidores del gobernante saliente, Donald Trump, forzaron la movilización de miles de soldados de la guardia nacional.
Por: Guillermo Alvarado
Estados Unidos, que gusta de presentarse como una democracia perfecta ante los ojos de todo el mundo, vivirá este miércoles la investidura del próximo presidente, Joe Biden, bajo un extraordinario dispositivo de seguridad en la capital federal y otras ciudades de ese país.
Las amenazas de nuevos disturbios por parte de furibundos seguidores del gobernante saliente, Donald Trump, forzaron la movilización de miles de soldados de la guardia nacional y otras fuerzas de seguridad para resguardar el Capitolio, sede del Congreso.
Al parecer no se trata de medidas exageradas pues este fin de semana fue detenido un hombre que portaba un arma cargada y 500 cartuchos, cuando intentaba atravesar el cerco establecido en ese edificio.
Nadie olvida las imágenes de la turba alentada desde la Casa Blanca que penetró en el recinto el 6 de enero, un ataque que dejó varios muertos, decenas de heridos y numerosos capturados, además de hacer volar por los aires el mito del país de los sueños y las oportunidades.
Los hechos provocaron que Trump sea objeto de un juicio político por segunda ocasión en su mandato, proceso que concluirá cuando ya esté fuera del cargo, pero que podría inhabilitarlo para una futura candidatura.
La tensión no está centrada sólo en Washington, pues también las autoridades locales de Michigan, Virginia, Wisconsin y Pensilvania decidieron reforzar la seguridad en los edificios públicos para evitar potenciales disturbios antes o durante el traspaso de poderes.
En Texas se ordenó el cierre del Congreso hasta el miércoles por la sospecha de que las protestas pudieran derivar en actos violentos.
Miembros de la futura administración Biden anunciaron que éste firmará una decena de decretos a partir del primer día de funciones, varios de ellos de contenido económico y social, evidentemente dirigidos a calmar el malestar de la población ante el desempleo y la crisis sanitaria.
Estados Unidos está rozando ya la cifra de 400 mil muertos por la covid-19 y en solo una semana registró un millón de contagios, lo cual revela que la enfermedad está fuera de control.
Además hay unos 30 millones de inquilinos en riesgo de ser expulsados de su vivienda por el atraso en el pago de alquileres, la mayoría porque perdieron su fuente de ingresos debido a la recesión causada por la pandemia.
Es una situación muy explosiva, no sólo por las amenazas de la extrema derecha, sino por la forma tan torpe en que la potencia más rica del mundo ha manejado la situación, privilegiando a los más ricos y dejando en el abandono a las capas medias y bajas de la sociedad.