Prensa Latina.

Por: Guillermo Alvarado

El venidero domingo 7 de febrero se realizarán en Ecuador elecciones generales que podrían cambiar el rumbo del país, azotado en la actualidad por la pandemia de covid-19, los dictados del Fondo Monetario Internacional y la ineptitud gubernamental para manejar la crisis sanitaria.

Las votaciones servirán para designar al nuevo presidente y vicepresidente, los miembros de la Asamblea Legislativa y las autoridades locales.

Como una muestra de la extraordinaria atomización política en esa nación, competirán por la primera magistratura 16 duplas, si bien los sondeos de intención de voto señalan que sólo dos tienen posibilidades reales de alzarse con la victoria, aunque difícilmente ocurrirá en la primera vuelta.

A la cabeza marcha el economista Andrés Arauz, acompañado por el periodista Carlos Rabascall, ambos propuestos por la coalición progresista Unión por la Esperanza, que rescata los postulados del movimiento Revolución Ciudadana, del expresidente Rafael Correa.

Un promedio de nueve encuestas le dan a Arauz el 34,7 por ciento de ventaja respecto a su principal rival, Guillermo Lasso, con 26 puntos a su favor e impulsado por la organización derechista CREO, que representa a los sectores más conservadores y adinerados de Ecuador.

De acuerdo con las leyes electorales vigentes, para ganar en primera vuelta se debe tener la mitad más uno de los votos, o alcanzar el 40 por ciento y una ventaja de diez puntos porcentuales sobre el segundo lugar.

No cabe ninguna duda de que esa es la mejor opción para el binomio Arauz-Rabascall, habida cuenta de todos los obstáculos que las autoridades han puesto en su camino para tratar de impedir su participación.

Incluso en los últimos días circuló la versión de que el Consejo Nacional Electoral pretendía suspender los comicios con el pretexto de la pandemia de covid-19, aunque en realidad lo que escondía esa medida era la intención de evitar una eventual victoria de la Unión por la Esperanza.

Hay un factor que incidirá negativamente en los resultados y es la apatía de la población hacia este evento que, según las empresas encuestadoras, abarca hasta el 37 por ciento de los ciudadanos.

La pésima gestión de la pandemia hecha por el actual presidente Lenin Moreno ha provocado que la enfermedad se adueñe del país, haciendo muy difícil la celebración de actos de campaña para despertar el entusiasmo de la gente y animarla a acudir a las urnas.

Vienen, pues, días cruciales durante los cuales se impone una profunda meditación sobre cómo transformar el destino de ese país y llevarlo del dolor y la incertidumbre, a la esperanza y el optimismo.