La herencia maldita de Trump: el avance de la ultraderecha.

Por: Guillermo Alvarado

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dedicó durante los cuatro años de su gestión a sembrar discordia, miedo, odio y desconfianza lo que constituyó un excelente caldo de cultivo para la proliferación de grupos extremistas en ese país y otros lugares del mundo.

Así lo expresó el jurista español Baltazar Garzón en un artículo titulado “La herencia maldita de Trump: el avance de la ultraderecha”, donde señala que en diferentes puntos del globo surgieron expresiones de esta naturaleza, creadas a imagen y semejanza del anterior jefe de la Casa Blanca.

Lo grave del caso, afirmó, es que se trata de sectores violentos y citó un informe de la agrupación Antifa Internacional, que registró en 2020 hasta 810 ataques en diversos países perpetrados por fanáticos y fundamentalistas.

Respecto a 2019 hubo un incremento del 39 por ciento de violencia extremista, entre golpizas, tiroteos y otras acciones, que costaron la vida a 325 personas y causaron heridas graves a otras mil 186.

Un común denominador de estos grupos es la creación de teorías conspirativas, sin importar cuán disparatadas puedan ser, con el propósito de crear en el imaginario de la gente un culpable de determinados males.

Una vez fijada esta idea, precisa Garzón, se aprovecha la desesperanza y desesperación de las personas para hacer proliferar la xenofobia, el racismo, la intolerancia y el odio hacia lo que pueda ser diferente o ajeno.

Desafortunadamente no son argumentos fantasiosos, como se puede constatar al observar los grupos que rodearon a Trump en los tumultuosos últimos días de su gobierno, entre ellos la secta QAnon y la violenta organización neofascista Proud Boys, calificada en Canadá como terrorista.

Pero hay otros casos muy preocupantes, como la presencia en la Cámara de Representantes de la legisladora republicana Marjorie Taylor Greene, gran defensora del expresidente y fiel creyente de teorías estrafalarias.

Ha dicho, por ejemplo, que los incendios de California se provocaron desde el espacio por medio de rayos laser, que los tiroteos en las escuelas de ese país son prefabricados, que los miembros del partido Demócrata son pederastas y preguntó si Nancy Pelosi podía ser ejecutada por “traidora”.

Inquieta saber que esta es, precisamente, una de las personas elegidas por parte de la población para que en el Congreso discutan y aprueben las leyes de la primera potencia económica y militar del planeta.

Son estos, amigos, algunos de los vientos que dejó sembrados Trump y que un día, tarde o temprano, por desdicha se convertirán en tempestades.