Por: Roberto Morejón
Cuba logró reducir ligeramente el agudo déficit habitacional en 2020, lo que confirma el gran esfuerzo que se realiza en tal sentido, sin negar la persistencia de necesidades acumuladas.
Cuando entra en su tercer año el ambicioso Programa Nacional de la Vivienda para solventar en 10 años urgencias sumadas, las construcciones tratan de avanzar aun en medio de severas limitaciones.
La marcha de las faenas transcurre por diversas vías porque aún el déficit de casas sobrepasa las 862 mil.
Mediante la labor de colectivos estatales, por el esfuerzo propio de las familias y mediante subsidios a personas de bajos ingresos, fue posible en la mayor de las Antillas erigir en 2020 más de 47 mil 200 hogares, cifra por encima de lo fijado.
Llamó la atención ese indicador cuando el año pasado fue uno de los más duros para los cubanos, por la asociación entre el recrudecimiento del bloqueo estadounidense y el impacto de la COVID-19 en la economía.
Por esa razón se piensa que si en 2021 pudiera atenuarse la incidencia de la pandemia, sería posible retomar un ritmo más dinámico en el levantamiento de inmuebles para que las personas con apremios puedan mejorar su situación.
Será imprescindible imprimir velocidad a una de las aristas más sensibles del plan en esta nación caribeña.
Se trata de lo que localmente llaman levantamiento de células básicas habitacionales, o sea, predios modestos, con facilidades indispensables, aunque susceptibles de ampliar en el futuro.
Funcionarios gubernamentales constataron atrasos en esta dirección, pues desde 2012 hasta la fecha quedan pendientes de terminación más de 12 mil 200 células básicas habitacionales con financiamiento otorgado.
Con demandas de mayor atención por los gobiernos locales, ese tipo de instalaciones para residir familias con restringidos recursos debería ganar auge en lo adelante.
Esa vertiente de trabajo y la enfilada hacia la construcción de viviendas para madres con tres o más hijos responden al enfoque humanista del proyecto de justicia social vigente.
En el Programa Nacional de la Vivienda tienen su vista fija muchos cubanos, incluyendo los que aun en posesión de inmuebles requieren de materiales para repararlos, tras el implacable paso de los años.
