Absuelto en USA instigador de terroristas que sumó a Cuba a unilateral lista

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2021-02-15 07:35:27

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Foto: Archivo/RHC.

Por: Roberto Morejón

No por esperado, el desenlace absolutorio del juicio a Donald Trump en Washington deja de asombrar, sobre todo a muchos cubanos que ven en el expresidente estadounidense a quien apostó obsesivamente por asfixiarlos.

El magnate fue “perdonado” por los republicanos y gran parte de un sistema que, como confiesan varios legisladores, sienten temor por la furia de los adeptos al saliente jefe de Estado.

De esa forma admiten indirectamente lo que todo el mundo ha visto, la instigación de Trump a las turbas para diezmar y quizás aniquilar a congresistas reunidos en el Capitolio.

Los insurrectos son calificados por muchos como lo que son, terroristas, en un país preciado de ser el paladín de la democracia y poseedor de una lista unilateral sobre los que, según afirman, patrocinan el flagelo.

En esa relación viciada incluyó el dúo Donald Trump-Mike Pompeo a Cuba, sin argumentos y evidencias, pues el país caribeño ha repudiado todos los tipos de terrorismo y ha sido víctima de esos métodos macabros.

La decisión festinada de la saliente administración republicana era un acto de odio, impotencia y un esfuerzo desesperado por obstaculizar la relación futura de Washington con La Habana.

Además de acusar a Cuba arteramente, Trump durante su mandato manipuló de modo grosero las alegadas afectaciones sufridas en la capital cubana por diplomáticos estadounidenses.

Un informe desclasificado por las autoridades estadounidenses denuncia que "la respuesta del Departamento de Estado a esos incidentes se caracterizó por la falta de liderazgo de nivel, una comunicación ineficaz y una desorganización sistemática".

Suscriptor principal del recrudecimiento feroz del bloqueo contra Cuba, Donald Trump también utilizó las falsedades para envenenar a la sociedad de la nación norteña, hoy más polarizada.

No por casualidad, en su comunicado para manifestar regocijo acerca de su absolución en el segundo juicio al que lo sometían, prescindió de condenar lo ocurrido el seis de enero.

O sea, a estas alturas el ex presidente NO reniega de los desmanes de sus simpatizantes en el Capitolio, en una de las jornadas más convulsas de la historia de Estados Unidos.

Pero seguidamente se pavoneó de la gracia recibida y amenazó con que su movimiento para "Hacer a EE.UU. grande de nuevo" solo "acaba de empezar".

¿De qué democracia hablamos?



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