Por María Josefina Arce

La Organización Mundial de la Salud ha calificado de preocupante la situación en Brasil, que se mantiene como el segundo país a nivel mundial con el mayor número de decesos por la COVID 19 y el tercero en la cifra de contagiados.

El gigante suramericano lleva semanas experimentado un crítico panorama sanitario y el presente mes está siendo altamente letal, con un promedio de MIL 500 fallecidos por día.

Los expertos han alertado que las muertes por la enfermedad causada por el nuevo coronavirus podrían elevarse hasta las tres MIL diarias, si no se toman medidas enérgicas para frenar la propagación del virus.

Las autoridades sanitarias mundiales señalaron además, que la situación de Brasil tiene un impacto enorme en todos los países vecinos y más allá de América Latina y el Caribe.

Las lamentables cifras, sin embargo, parecen no afectar al presidente Jair Bolsonaro, quien se niega a una mayor restricción de las normas sociales que pueda poner un alto al contagio y propagación de la pandemia.

La actitud del mandatario, quien ha desafiado las medidas de confinamiento, el distanciamiento y el uso de la mascarilla, ha llevado a que los gobiernos locales adopten sus propias disposiciones, en un intento por cortar  la transmisión de la COVID 19.

Bolsonaro ha criticado la limitación de las actividades económicas decretada por gobernadores y alcaldes, avalados no obstante por la Corte Suprema que el pasado año dictaminó que tales medidas son una prerrogativa de las autoridades locales.

Pero el presidente ha estado más centrado en la economía, sin acabar de comprender que, como afirman los expertos, si la salud pública está colapsada también lo estará la economía.

Y en varios estados los hospitales están entre el 70 y el 100 por ciento de ocupación, sin que se vislumbre un mejoramiento del panorama, agravado además por la detección de la llamada cepa P1, descubierta por primera vez en Manaos, calificada de altamente infecciosa y que ya ha sido detectada en otras naciones.

Ante la actitud negacionista del mandatario, aún cuando la nación rebasó los 11 millones de contagiados y las 265 MIL muertes, los gobernadores se han unido para gestionar vacunas y dar un impulso a la inmunización en todo el territorio.

Brasil enfrenta hoy la peor fase de la pandemia, y mientras tanto el presidente volvió a descartar medidas necesarias como el confinamiento domiciliario y agrede verbalmente a quienes piden más vacunas y disposiciones realmente efectivas.