Por María Josefina Arce.
Sin descuidar la atención de todos los ciudadanos, las autoridades de Cuba han centrado la mirada en los más jóvenes, segmento poblacional que en las últimas semanas ha registrado un aumento del número de contagiados por la COVID 19.
Desde la llegada al país de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus se han adoptado una serie de medidas para proteger a todos, en especial a los sectores más vulnerables como ancianos niños y adolescentes.
Se suspendieron en un primer momento las clases presenciales y en coordinación con la televisión se impartieron a través de ese medio las lecciones de los distintos niveles educativos hasta que fuera posible retomar el curso.
Ahora que la nación presenta una compleja situación epidemiológica se ha vuelto a suspender en los territorios con un mayor número de casos el curso escolar y se han reforzado las teleclases.
Asimismo la empresa de telecomunicaciones ETECSA ha apoyado el esfuerzo de las autoridades educativas para que ningún niño o joven se quede sin recibir sus lecciones.
Pero este esfuerzo del gobierno debe estar acompañado de la responsabilidad de todos. Constante ha sido el llamado a las familias para intensificar las medidas de seguridad sobre todo de los más pequeños que no comprenden la compleja situación epidemiológica que vive el país.
Se ha insistido sobre la importancia de que los menores permanezcan en sus casas, pues aunque no se ha tenido que lamentar el fallecimiento de ninguno por la oportuna atención médica, si preocupa el número de contagiados, algunos de los cuales han requerido de cuidados intensivos.
Una situación analizada en las reuniones del grupo de enfrentamiento a la enfermedad y sobre la que igualmente ha alertado y explicado el director nacional de epidemiología, doctor Francisco Durán, en sus diarias conferencias para mantener informada a la población sobre el comportamiento de la COVID 19 en el archipiélago.
Y también es preocupación del gobierno las secuelas de la dolencia para el futuro desarrollo psicológico y físico de ese grupo etario, por lo que la ciencia investiga las posibles afecciones.
La jefa del Grupo Nacional de Pediatría, doctora Lissette López, señaló que algunos infantes y adolescentes han sufrido trastornos por ansiedad ante la separación de sus familiares, depresión, fobias y pánico.
La rápida atención terapéutica ha hecho posible revertir estos problemas y no han quedado afecciones en su salud mental.
Pero el contagio con la COVID 19 tiene asimismo, impactos biológicos. De acuerdo con la doctora López el estudio que se realiza ha evidenciado daños cardiovasculares, respiratorios, renales y hematológicos.
Aún en las adversas condiciones económicas que enfrenta el país por la pandemia y el bloqueo norteamericano, las autoridades han destinado cuantiosos recursos para el enfrentamiento a la enfermedad y la adecuada atención médica de cada ciudadano que lo requiera.
A esto se suma la dedicación de todo el personal de la salud y el compromiso de la ciencia con la protección de los ciudadanos, que ha hecho posible contar con probados protocolos y con cinco candidatos vacunales.
Pero todo ese empeño debe estar apoyado por la actitud responsable de cada ciudadano, en la que velar por los más vulnerables, como los niños, debe ser una prioridad.