Por: Roberto Morejón
América Latina tendrá el próximo domingo una jornada electoral múltiple con la segunda ronda presidencial en Ecuador, la primera en Perú y una porfía en cuatro departamentos de Bolivia, para culminar los comicios regionales.
En la primera vuelta de las elecciones subnacionales celebradas el pasado 7 de marzo, el MAS, Movimiento al Socialismo, ganó tres de las nueve gobernaciones bolivianas.
No obstante, otras dos permanecieron en manos de opositores y en cuatro regiones resultó imprescindible una segunda consulta en las urnas.
Se trata de los departamentos de Chuquisaca, La Paz , Tarija y Pando, donde en la primera cita ninguno de los candidatos alcanzara la mayoría de votos o 10 puntos de ventaja sobre su colindante competidor.
En cuanto a los municipios, el MAS consiguió una presencia significativa con dos de las diez alcaldías más importantes del país y, en general, 240 de las 336, o sea, 71 por ciento.
De cara a las definiciones de la segunda vuelta, los candidatos y partidos realizaron sus actos de campaña, con las limitaciones de la crisis sanitaria.
El nuevo presidente boliviano, Luis Arce, heredó una convulsionada infraestructura hospitalaria por la pésima gestión del gobierno de facto.
En ese adverso contexto, los cuatro departamentos citados irán a las urnas mientras una nueva ola de contagios amenaza a América Latina, con Brasil como epicentro.
Para el Movimiento al Socialismo, ahora en el poder en Bolivia, resulta complejo impulsar su programa dado el comprometido estado de la economía.
Sin embargo, el MAS es el único partido con vasta presencia en las estructuras gubernamentales en todo el país, sobre todo en las zonas rurales, donde considera tener su bastión.
En las grandes ciudades sigue trabajando la derecha para confundir a los electores y restarle posiciones al MAS.
Los conservadores cosecharon votos y algunas posiciones en la primera convocatoria de los comicios regionales, incluyendo la del golpista Luis Fernando Camacho en Santa Cruz.
Esa derecha sigue enarbolando sus lemas a favor del neoliberalismo y contrarios a los pueblos originarios, si bien mantiene cierta dispersión, sin poder concretar una entidad estable en el plano nacional.
Lo anterior no niega sus afanes por regresar al poder, como lo hizo después del golpe de estado de 2019, de ahí la necesidad del MAS de afianzar sus bases.