Minrex
Por: Roberto Morejón
En circunstancias adversas por el impacto de la COVID-19 y el bloqueo de Estados Unidos, Cuba alienta su comercio exterior, la inversión extranjera y la colaboración internacional.
En tiempos de parálisis económica, la mayor de las Antillas logró establecer poco menos de 70 negocios con capital extranjero de 2019 al 2020.
Tales emprendimientos abarcaron turismo, construcción, minería e industria mientras en el plano interno avanzaban iniciativas para recibir propuestas de proyectos.
A través de Vuinex, Ventanilla Única de Inversión Extranjera, pasaron más de 180 diligencias y se atendieron 80 planes de potenciales inversores.
Las exposiciones abarcaron ramas de interés, entre ellas transporte, fuentes renovables de energía, producción de alimentos y servicios profesionales.
Expertos señalaron a Vuinex como una herramienta indispensable a fin de hacer más expeditos los proyectos de inversión.
Cuba también vinculó el comercio exterior con otras formas de gestión asentadas en la economía doméstica.
Fue así factible el registro de más de mil 750 contratos de importación y exportación, rubricados entre empresas estatales y actores por cuenta propia.
Así se logró porque el Estado facultó a un grupo de entidades oficiales a brindar servicios de gestión de contratos entre trabajadores autónomos y usuarios extranjeros.
Todo ello marcha en medio de esfuerzos acentuados por promover la Cartera de oportunidades de negocios para la Inversión Extranjera.
Cuba expuso tales aperturas a empresarios mexicanos mediante reunión virtual realizada recientemente.
Con poco más de medio millar de proyectos, la referida cartera se refiere a esferas clave de la economía cubana, requeridas de capitales, tecnologías y mercados.
No puede olvidarse que hoy son más apremiantes esas facilidades por la difícil coyuntura internacional ante la pandemia y el recrudecimiento del asedio de Washington.
Las afectaciones monetario–financieras ocasionadas por el bloqueo estadounidense entre abril de 2019 y marzo de 2020 superaron los 284 millones de dólares.
El sistema bancario y financiero cubano fue en ese período uno de los principales objetivos del boicot.
Sin embargo, la economía cubana no puede paralizarse y los funcionarios de comercio exterior tratan de sortear los obstáculos, para atraer más hombres de negocios y fomentar intercambios mercantiles ventajosos.