Imagen / Russia Today
Por: Guillermo Alvarado
Una gran satisfacción produjo en diversos sectores de la sociedad estadounidense el veredicto de culpable emitido contra el policía Derek Chauvin, acusado de asesinar al ciudadano negro George Floyd, aunque numerosas opiniones señalan que una verdadera justicia aún está lejos.
Durante tres semanas los miembros del jurado escucharon a más de 40 testigos de la fiscalía de la ciudad de Minneapolis, además de observar un video donde se ve al oficial apoyar su rodilla sobre el cuello de la víctima durante nueve minutos y medio, hasta causar su muerte por asfixia.
Chauvin fue hallado responsable por tres delitos que podrían mantenerlo en prisión durante 40 años en total, aunque la decisión final está en manos del juez, quien puede aplicarle una condena menor por carecer de antecedentes.
Cuando se anunció la decisión del jurado hubo una explosión de júbilo entre miles de personas, muchas de ellas miembros de minorías étnicas, agolpadas ante los tribunales, así como en otras ciudades de ese país.
El hermano de Floyd dijo a la prensa “ahora podemos respirar tranquilos”, en alusión a las últimas palabras de George antes de morir.
No faltaron quienes recordaron, sin embargo, que el racismo sistémico en Estados Unidos y la brutalidad policial, aún están vivos.
Como muestra de ello, el diario The New York Times informó que desde el comienzo del juicio contra Chauvin, el 29 de marzo reciente, unas 64 personas murieron en todo ese país a manos de la policía y más de la mitad de ellas eran negras o latinas.
Hay casos que por sus características levantaron nuevas oleadas de protestas, entre ellos la muerte del afroestadunidense Daunte Wright, a quien la oficial blanca Kim Potter le disparó al pecho cuando tenía las manos levantadas para entregarse luego de un accidente de tránsito.
Según Potter confundió su pistola paralizante, de las llamadas “taser”, con el revólver de reglamento, argumento poco creíble porque según los expertos se trata de armas muy diferentes por su forma y por su peso.
Hace pocas horas en Columbus, Ohio, un policía mató a la adolescente negra de 16 años Ma'Khia Bryant, porque supuestamente portaba un cuchillo con el que pretendía agredir a otras dos jóvenes. El agente nunca intentó disuadirla ni desarmarla, sino que le disparó cuatro veces a corta distancia.
Un miembro de una minoría étnica tiene más posibilidades de ser abatido por la policía que un blanco, lo que dio origen a movimientos como “Las vidas negras importan”, que seguirán existiendo hasta que haya un verdadero sistema de justicia que no sólo castigue a los que matan, sino que evite tanta muerte innecesaria.