El maestro izquierdista Pedro Castillo, y la neoliberal Keiko Fujimori.

Por: Guillermo Alvarado

Pasada la sorpresa por el resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Perú, donde quedó en primer lugar el profesor Pedro Castillo, poco conocido hasta hace un tiempo en ese país, ahora las miradas se vuelcan en la ronda definitiva donde enfrentará a Keiko Fujimori.

En realidad Castillo fue la revelación en un evento donde no se esperaban grandes sorpresas, tanto por la gran cantidad de aspirantes, 18 en total, como  porque los sondeos de intención de voto no daban a ninguno de los punteros más allá del diez por ciento de los sufragios.

Hay que decir que el profesor originario de Cajamarca, en la sierra norte de la nación andina, no estaba precisamente entre los favoritos, pero terminó la ronda inicial con más del 19 por ciento de boletas a su favor.

Le siguió con 13 puntos la hija del ex gobernante Alberto Fujimori, un polémico personaje que disolvió el Congreso y puso al Organismo Judicial bajo su mando y que en 2009 fue sentenciado a 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos.

El paisaje que se perfila para el 6 de junio, fecha de la segunda vuelta electoral, muy pocos lo habrían imaginado antes del 11 de abril.

Castillo logró reunir a su favor a una población empobrecida, marginada y olvidada durante los últimos gobiernos y que está pagando un alto precio por la pandemia de covid-19.

Su programa tiene como ejes fundamentales poner al mercado bajo control del Estado, renegociar con las transnacionales que explotan los recursos naturales e invertir la forma del reparto de las utilidades, así como hacer una consulta popular para cambiar la Constitución.

Aunque las estadísticas hablan de una bonanza económica en Perú, la verdad es que los datos macroeconómicos esconden una espantosa desigualdad en la distribución de las riquezas, en manos del sector privado y el capital foráneo.

Las corporaciones mineras se quedan con el 70 por ciento del valor de los recursos extraídos y el resto va al bolsillo de unos pocos privilegiados.

Cambiar las reglas del juego y dar a las transnacionales el 10 por ciento de las ganancias y dejar el 90 para el país, es la apuesta de Castillo, que ya comenzó a ser demonizado por la derecha y la prensa conservadora.

Keiko Fujimori, por el contrario representa al neoliberalismo y muchos conservadores que detestan a su padre tendrán que escoger entre apoyarla para mantener su modo de vida, o abstenerse y esperar los resultados.

Son miradas al futuro peruano, que de pronto está cobrando matices interesantes que seguiremos con atención.