Foto: Archivo/RHC.
Por: María Josefina Arce
La comunidad internacional ve con preocupación la escalada en los últimos días en Jerusalén Este de la represión de las fuerzas israelíes contra los palestinos, un pueblo al que se le niega el derecho a su tierra y es perseguido y discriminado.
La ciudad ha sido un histórico foco de tensiones entre ambas partes, pues ocupada ilegalmente por Israel desde 1967 tras la llamada guerra de los seis días, los palestinos la reclaman como la capital de su estado independiente.
Jerusalén, considerada sagrada por los musulmanes, judíos y cristianos, ha sido escenario de violentos choques, que han dejado cientos de palestinos heridos, incluidos menores y un niño de un año, por el uso excesivo de la fuerza de los agentes israelíes.
Un reporte de UNICEF, Fondo de la ONU para la Infancia, revela que 29 niños resultaron lesionados y otros ocho fueron detenidos en los últimos días.
El detonante fue en esta ocasión la irrupción de las fuerzas del estado hebreo en pleno Ramadán, uno de los meses islámicos más sagrado, en la Mezquita de Al Aqsa, donde miles de fieles honraban la noche santa islámica de Laylat al-Qadr.
Los musulmanes fueron atacados con disparos de balas de goma y granadas aturdidoras por las fuerzas policiales, que también cerraron el paso a través de la emblemática Puerta de Damasco.
La situación se tornó más crítica, al permitir Israel a pesar de los violentos sucesos, la realización del desfile anual del llamado Día de Jerusalén, calificado de provocador por las autoridades palestinas pues celebra la anexion de ese territorio por el estado sionista.
Pero detrás subsisten las verdaderas razones, la constante persecución contra los palestinos y la usurpación de sus territorios para edificar asentamientos judíos,
como parte de la política colonialista de Tel Aviv. Ahora el estado sionista pretende expulsar a varias familias de las viviendas que ocupan hace siete décadas en un barrio al norte del centro histórico de Jerusalén oriental.
Es esta una vieja práctica israelí, condenada por la comunidad internacional. Ante los sucesos de los últimos días, la ONU pidió a Israel el cese de la demolición de las viviendas palestinas y el desalojo de sus propietarios, al tiempo que advirtió que sus acciones pueden constituir crímenes de guerra.
De hecho organizaciones internacionales han solicitado a la Corte Penal Internacional que investigue la discriminación sistemática que ejerce Israel contra los palestinos.
Los hechos violentos de los últimos días en Jerusalén Este son resultado de la política anexionista y colonizadora de Israel contra un pueblo que ha sido víctima de crímenes, torturas, desplazamientos forzosos y al que se le niega el derecho a su tierra y a vivir en paz.