Este sábado y domingo los ciudadanos también designarán alcaldes, concejales y, por primera vez, a los gobernadores de las 16 regiones en que está dividido ese territorio. Foto: Archivo/RHC.
Por: Guillermo Alvarado
Casi 15 millones de chilenos están convocados a las urnas este fin de semana para participar en cuatro elecciones simultáneas, si bien el foco de la atención estará centrado en la designación de los 155 miembros de la Constituyente que deben redactar la nueva Carta Magna del país.
Hasta el momento sigue vigente la Ley Fundamental emitida durante la dictadura de Augusto Pinochet, que se extendió de 1973 a 1990, un documento que rezuma neoliberalismo por cada una de sus páginas e ignora los derechos fundamentales de los pueblos indígenas.
Precisamente uno de los mayores logros de este proceso es que por primera vez en la historia se reserve un número de plazas para los representantes de las comunidades originarias, aunque la cifra está por debajo de lo que en justicia debería ser.
Se luchó porque estos pueblos ocuparan 25 escaños, pero la oposición de la derecha y los sectores conservadores los redujeron a 17, a pesar de que representan el 12.8 por ciento del total de habitantes.
De esta manera los mapuches, aimaras, quechuas, rapa nuis, atacameños, diaguitas y otros podrán hacer escuchar su voz y la defensa de sus derechos cuando se escriba la nueva Constitución.
Una de las promesas de casi el 40 por ciento de los mil 373 candidatos fue eliminar la privatización de los recursos naturales, de manera especial el agua que está en manos de grupos privados, situación que afecta a los sectores menos favorecidos de la sociedad.
En la actualidad no está priorizado el uso doméstico de ese preciado líquido, lo que va en contra de las disposiciones de la ONU, que lo consideran un derecho humano básico.
Hay, asimismo, un grave problema con el incremento de la pobreza, escondida por una aparente bonanza macroeconómica que no se derrama de manera equitativa entre la sociedad porque la acapara un grupo de privilegiados.
Una muestra es el creciente número de campamentos donde decenas de miles de personas levantan precarias casas de trozos de madera, cartón o plásticos y se alimentan en ollas comunes. Existen en estos momentos unos 969 de estos lugares que albergan a 61 mil 643 familias pobres.
Es en estas condiciones que se va a elegir a las personas que escribirán una nueva Ley de Leyes, una puerta a la esperanza de que Chile por fin dé la espalda al régimen pinochetista, una larga noche oscura que dura demasiado.
Este sábado y domingo los ciudadanos también designarán alcaldes, concejales y, por primera vez, a los gobernadores de las 16 regiones en que está dividido ese territorio.