Por: Guillermo Alvarado

Los candidatos independientes y la izquierda lograron una inobjetable victoria.

La extensa jornada de votaciones que se vivió en Chile este fin de semana, llamada “megaelecciones” porque en realidad fueron cuatro comicios en uno, finalizó con la agradable sorpresa de que los candidatos independientes y la izquierda lograron una inobjetable victoria.

Con el 99,9 por ciento de las boletas contadas, las autoridades anunciaron la víspera que la Convención Constituyente, encargada de redactar la nueva Carta Magna del país, quedará formada por 37 representantes del bloque oficialista;  53 de la oposición y 65 independientes.

El grupo Vamos por Chile, del presidente Sebastián Piñera y las fuerzas más conservadores de la nación austral, sufrió un descalabro mayúsculo al quedar lejos de los 52 constituyentes indispensables para bloquear o imponer artículos en la Ley de Leyes.

De esta manera el grueso de la responsabilidad en la elaboración de la Constitución, que sustituya a la creada durante la dictadura de Augusto Pinochet, quedará en las fuerzas Apruebo y Apruebo Dignidad, donde están, entre otros, el Partido Comunista y el Frente Amplio.

El mayor peso lo tendrá el pacto Lista del Pueblo, formado por grupos surgidos de las protestas sociales iniciadas en octubre de 2019.

Se trata, en su mayor parte, de organizaciones no vinculadas a los partidos políticos tradicionales y que tuvieron un gran protagonismo en los eventos que culminaron con la convocatoria a un referendo constitucional.

Con 65 escaños están por encima de los dos tercios del total de 155 miembros, cantidad mínima requerida para aprobar una norma en el texto.

Deben discutirse asuntos de suma importancia, como el futuro régimen político, el sistema de gobierno, la descentralización regional, la plurinacionalidad, que implica el reconocimiento de los pueblos indígenas que son ignorados en la actual Carta Magna, y temas vitales de política exterior.

Se abre la posibilidad real de dejar en el pasado la dictadura militar, el neoliberalismo a ultranza aplicado por la mal llamada democracia que sustituyó a Pinochet, así como redefinir el papel del ejército y la policía militarizada, los carabineros, en una nueva nación.

Las buenas nuevas no terminan allí, pues en la elección de los 16 gobernadores regionales, tres ya se definieron a favor de la izquierda, que también espera resultados favorables en la segunda vuelta del resto.

En cuanto a las municipalidades, entre las que ya están decididas figuran las muy importantes de Santiago, Viña del Mar y Maipú, las tres en manos del Frente Amplio. Mega sorpresa chilena que alivia tantas heridas abiertas durante los últimos años.