Foto: BioCubaFarma
Por: Roberto Morejón
La intervención sanitaria en Cuba con dos de los cinco candidatos a vacunas contra la COVID-19 de formulación propia, se explica por la seguridad evidenciada y la necesidad de actuar en grupos y territorios de riesgo, dado el aumento de casos.
Abdala y Soberana 02, las propuestas de inmunización con mayor progreso en ensayos clínicos, demostraron eventos adversos leves, y aumentaron anticuerpos para proteger del SARS-CoV-2 y de formas graves de la enfermedad.
La seguridad fue corroborada a partir de la administración de más de 415 mil dosis de ambos productos en dos meses y los resultados en las primeras dos fases de las verificaciones clínicas.
Son argumentos suficientes para que los científicos y el ministerio de Salud Pública de Cuba utilizaran los candidatos referidos en la intervención sanitaria.
No se trata de una vacunación sino de la continuidad de la investigación y progreso de los aspirantes como parte de los simulacros.
Afloran indicios para esperar el decrecimiento de la cifra de enfermos y fallecidos por COVID-19, en alza en los últimos meses en Cuba, y controlar la transmisión del virus.
Por supuesto, las pruebas parten de la voluntariedad de los individuos, tanto de los pertenecientes al sistema de salud como de los grupos de riesgo convocados a la intervención sanitaria.
Además, en cada recinto donde los enfermeros administran el fluido se mantiene un equipo de urgencia, por si ocurrieran percances.
Las personas convocadas son informadas que la inmunización NO la alcanzarán hasta la tercera dosis y cuando existan altas coberturas de inmunización.
O sea, quienes ya exhiben con orgullo su brazo donde le fueron aplicadas las sustancias previsoras, deben proseguir con el cumplimiento de las disposiciones higiénicas, el distanciamiento físico y el uso de mascarillas.
Las precauciones son indeclinables aun cuando los cubanos saben que los candidatos locales a vacunas están respaldados por una labor intensa de los científicos, reconocida por prestigiosas revistas médicas, como la británica The Lancet.
Los padres de tales avances debieron sortear los obstáculos inherentes al bloqueo estadounidense, pero aprendieron a resistir tales embates y a hallar soluciones.
Suficientes como para que Cuba vaticine lo que se dibuja como una proeza, vacunar hasta 70 por ciento de la población en agosto con inyectables de diseño autóctono.