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Por: Roberto Morejón
Por segundo año consecutivo, los cubanos se alistaron para posibles catástrofes naturales en medio de un arduo trabajo a fin de neutralizar la COVID-19 .
Las acostumbradas movilizaciones masivas con vistas a entrenarse en las respuestas efectivas ante posibles cataclismos, como los causados por los recurrentes huracanes, han desaparecido desde 2020.
Así ocurrió a causa del SARS-Cov-2, cuya incidencia en el transcurso de 2021 ha sido significativa, con el mes de mayo como el peor en tal sentido desde el inicio de la pandemia.
Como los cubanos esperan con ansiedad el completamiento de los ensayos clínicos de varios candidatos autóctonos a vacunas contra la COVID-19 , todavía el imperativo actual es el de extremar las medidas higiénico-sanitarias.
Por tal motivo el ejercicio contra desastres naturales que cada año se ejecuta previo al inicio de la temporada ciclónica a partir de junio, debió programarse con poca participación de personas.
Es más, la Defensa Civil tiene ante sí un nuevo reto porque debe tener listos más recintos para llevar hacia allí a las personas residentes en viviendas frágiles o en lugares susceptibles de inundación.
Al estar el país sometido a los rigores de la enfermedad de origen respiratorio, necesita más espacios para atender a quienes se encuentren amenazados por un huracán, pues en los refugios deberá guardarse el distanciamiento físico.
De manera que Cuba afronta sin titubear los picos del nuevo coronavirus, con promedios diarios de más de mil casos, sin eludir la organización de las comunidades y de las empresas ante el potencial paso de ciclones.
Todo ello deberá acometerse sin abandonar la estrategia para desarrollar la economía, castigada duramente por el bloqueo estadounidense, inconmovible a pesar del cambio de administración en Washington, y el golpe de la pandemia sobre las arcas estatales.
La mayor de las Antillas invirtió hasta ahora más de 300 millones de dólares para disponer de las pruebas PCR y construir y habilitar laboratorios, en un año donde aún es incierta la recuperación del turismo, considerado resorte esencial de la economía.
En ese contexto, resulta más problemático garantizar las precauciones del país ante la inminente temporada ciclónica, pero así y todo la Defensa Civil guía junto al gobierno las faenas para que los torbellinos de viento y agua NO sorprendan desprevenida a la población.