La hora de las urnas

Editado por Maite González Martínez
2021-06-01 07:01:25

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AP / Francisco Vigo.

Por: Guillermo Alvarado

En medio de una severa oleada de infecciones por la covid-19, cerca de 25 millones de ciudadanos están convocados a las urnas el próximo domingo en Perú, con el objetivo de definir entre dos opciones diametralmente opuestas al futuro presidente de la nación.

La crisis sanitaria, que ha causado un millón 890 mil casos y cerca de 180 mil fallecidos, según cifras actualizadas la víspera, no es el único inconveniente que enfrentan los organizadores y participantes en el evento.

Se trata de un país donde seis de sus últimos presidentes han sido acusados, investigados, procesados o encarcelados por corrupción o graves violaciones a los derechos humanos, lo que ha socavado la confianza de la población en sus autoridades.

Uno de ellos, Alberto Fujimori, quien cumple una condena de 25 años por abusos contra las garantías fundamentales de los peruanos, es padre de Keiko Fujimori, que compite en la segunda y definitiva ronda del seis de junio próximo.

Se trata de una representante de la derecha radical, con un programa neoliberal y que busca desesperadamente el cargo para evadir una causa por lavado de dinero, que podría mandarla a la cárcel por 30 años.

En el otro extremo está el profesor Pedro Castillo, propuesto por Perú Libre, quien ha sido víctima de una feroz campaña del sector político conservador, el gran empresariado y los medios de comunicación a su servicio, que insisten en dibujarlo como un “izquierdista próximo al terrorismo”.

La propuesta de Castillo se basa fundamentalmente en hacer que las riquezas naturales del país beneficien a los más desprotegidos en lugar de ir hasta las cuentas de las transnacionales, convocar a un referendo constitucional y devolver la soberanía y la dignidad al pueblo.

Prometió universalizar la salud y la educación, combatir la desnutrición crónica en los campos y favorecer a los pequeños y medianos productores para garantizar el consumo.

Las visiones opuestas de Keiko Fujimori y Pedro Castillo son también un reflejo de la fractura del Perú, dividido entre Lima, la capital y sede de los factores del poder económico, comercial y financiero, y la región andina empobrecida y abandonada durante décadas.

Está por verse si prevalecerá el voto de las mayorías desprotegidas, o será rebasado por la maquinaria electoral fujimorista, ahora apoyada por los intereses de los acaudalados y los políticos tradicionales, temerosos de perder sus privilegios e impunidad.



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