Imagen / Minrex
Por: Roberto Morejón
Autoridades de la presente administración estadounidense volvieron recientemente sobre un tema gastado, el de la supuesta violación en Cuba de las libertades religiosas, como si la nación norteña no obstaculizara aquí el ejercicio de esas prerrogativas.
A través del bloqueo, Estados Unidos dificulta las actividades normales de las comunidades de fe en la mayor de las Antillas.
El asedio, que en seis décadas ocasionó a esta nación antillana daños por valor de más de 144 mil millones de dólares, incide en los sistemas de salud, educación y transporte, por solo mencionar tres esferas.
La comunidad religiosa, como toda la población, también sufre las limitaciones materiales que afrontan los mencionados servicios vitales.
Pero el impacto del boicot de la nación norteña también llega a la vida propia de las diferentes denominaciones, sociedades fraternales y organizaciones de inspiración cristiana.
Algunos de sus fieles explicaron a la televisión cubana las dificultades enfrentadas para obtener literatura, documentos e informaciones.
Como parte de los intercambios naturales con homólogos de otros países, aquí en Cuba se recibían materiales de diversa índole, pero al recrudecerse el bloqueo de Estados Unidos, los envíos se hacen más escabrosos.
El bloqueo, agravado con más de 240 disposiciones adicionales por la administración del expresidente Donald Trump, interpuso nuevos barreras al ejercicio de los nexos de hermandad entre organizaciones religiosas de Cuba y de Estados Unidos.
Recuérdese que al igual que toda la población, quienes profesan la fe sufren los rigores de las prohibiciones dictadas por Trump para el envío de remesas a la nación caribeña y la reunificación familiar.
No es de extrañar entonces que los religiosos cubanos manifiesten su rechazo al bloqueo y así se lo hagan saber a invitados y otros visitantes.
Los devotos aquí abogan porque las restricciones cedan el paso al libre flujo de ideas y acciones, como las de tipo educativo y cultural, idóneas para reforzar la paz y el entendimiento humano.
Cuando se escucha a los creyentes abordar las relaciones tan espinosas entre Estados Unidos y Cuba casi siempre abogan por la llegada de la normalidad.
Los pueblos deben vivir en armonía, subrayan, y oran porque se haga realidad.