Bloqueo-Cuba
Por: Roberto Morejón
Cuba vuelve a la Asamblea General de la ONU para presentar proyectos de resolución contra el bloqueo de Estados Unidos, pues sus administraciones ignoraron votaciones anteriores que secundaron la iniciativa de La Habana.
¿Cómo la primera potencia económica y militar del mundo hace tabla rasa de resoluciones de la ONU?. Es una interrogante que se hacen en diversas latitudes.
Mucho más cuando el bloqueo constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de los residentes en esta nación caribeña que, a diario, conocen de las aparentemente fervientes alusiones de Washington al ejercicio de esas prerrogativas en el planeta.
¿Doble moral? ¿Los demás deben velar por el cumplimiento de las prácticas de los derechos humanos, pero Estados Unidos se reserva la potestad de cuándo debe acatarlos?
Tanto contraste llega a nuestros días cuando la nueva administración demócrata dice enaltecer un discurso sobre la observación de las franquicias ciudadanas, aunque en Washington se oyen narrativas perversas.
Mientras el boicot sigue inalterable, el senador republicano por Florida, Marco Rubio, y sus colegas Rick Scott y Ted Cruz presentaron un proyecto de ley para frenar la colaboración cubana en salud con otras tierras.
¿Y qué quedaría de los derechos humanos de aquellas naciones que solicitan esa asistencia porque la necesitan?.
NO es de interés de Rubio y compañía, así como de otros extremistas que apuestan por asfixiar a los cubanos por hambre, como preconiza el recrudecimiento del bloqueo.
Durante la administración del presidente Donald Trump fueron implementadas 243 medidas coercitivas unilaterales contra el país antillano, de estas 55 en 2020, durante la crisis sanitaria.
Solo entre abril de 2019 y diciembre de 2020, el asedio de Estados Unidos causó daños económicos a la mayor de las Antillas por 9 mil 157 millones de dólares.
Es simple propaganda del gobierno cubano, dirán los que piensan como Marco Rubio, y dan la espalda a jornadas de puentes de amor que en más de 50 ciudades exigieron en los últimos meses que Estados Unidos ponga fin a las sanciones contra La Habana.
Pero NO son estadísticas superfluas las relacionadas con el bloqueo sino señales de privaciones materiales.
Por eso, en la Asamblea General de la ONU , los representantes estadounidenses escuchan un sólido coro de rechazo a la política genocida contra Cuba, aunque insistan en ignorarlo.