RHC.
Por María Josefina Arce
El mensaje es claro y rotundo. El mundo condena el genocida bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos hace casi seis décadas contra Cuba y que constituye el principal obstáculo para su desarrollo socioeconómico.
La ONU fue escenario este miércoles de un nuevo rechazo a esa genocida medida que de abril de 2019 a diciembre de 2020 ha provocado pérdidas por nueve mil 157 millones de dólares a precios corrientes. Los daños mensualmente han sido de 436 millones de dólares.
Ciento ochenta y cuatro naciones votaron a favor del proyecto de resolución presentado por Cuba sobre la necesidad de poner fin a esa hostil política, recrudecida en tiempos de pandemia, obstaculizando por tanto, el enfrentamiento del país a la COVID 19 y poniendo en un mayor riesgo la vida de los cubanos.
Esta es la vigésimo novena ocasión que la Asamblea General de la ONU se pronuncia contra el bloqueo y manifiesta su apoyo a la justa lucha de la nación caribeña a favor de su levantamiento y a su derecho de escoger soberanamente el camino a seguir.
Una nueva y contundente victoria de Cuba que estuvo antecedida por masivas jornadas de protestas en todo el planeta, incluso en territorio estadounidense, contra la genocida e inmoral política que provoca dolor en las familias cubanas.
Estados Unidos otra vez la nota discordante con su voto negativo al proyecto de resolución cubano y una intervención deslucida, con los mismos viejos y falsos argumentos. Israel, su incondicional socio, el único que lo secundo.
Contundente fue la denuncia de la Mayor de las Antillas sobre el carácter genocida del bloqueo. En su intervención el canciller cubano, Bruno Rodríguez, subrayó que Estados Unidos asumió el virus como un aliado de su guerra no convencional.
Recordó que la administración del hoy ex presidente Donald Trump aplicó 243 medidas coercitivas unilaterales, muchas de ellas propias de tiempo de guerra.
Medidas, enfatizó el jefe de la diplomacia cubana, que se mantienen vigentes y van conformando la conducta del actual gobierno, en momentos en que Cuba enfrenta una mayor complejidad de su escenario sanitario por el aumento del número de contagiados y fallecidos por la COVID 19.
La denuncia cubana estuvo acompañada por los pueblos de todo el mundo. El Caribe, esa región que ya en la década del setenta del siglo pasado desafió valientemente a Estados Unidos y estableció relaciones con Cuba, volvió a reiterar su apoyo a la justa lucha del pueblo contra el cerco económico.
Precisa fue la intervención de Venezuela que calificó al bloqueo norteamericano de una crueldad calculada que busca generar dolor en la sociedad civil y es por tanto, un crimen de lesa humanidad.
México fue claro cuando afirmó que toda medida unilateral concebida como presión política contraviene los principios de la Carta de la ONU y atenta además, contra la paz y seguridad internacionales.
En sus intervenciones representantes de América Latina, Europa, Asia y África y de organismos regionales como el Movimiento de Países No Alineados, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático y el Grupo de los 77 más China condenaron la guerra económica de Washington contra La Habana, con un marcado carácter extraterritorial.
Los oradores hicieron referencia una vez más a la postura solidaria del archipiélago cubano, a pesar de las limitaciones que impone la unilateral medida. Una actitud que marcó la diferencia en la emergencia sanitaria que vive el mundo y que ha permitido salvar muchas vidas en diversas naciones.
También destacaron el esfuerzo de la Mayor de las Antillas que ha hecho posible que hoy cuente con cinco candidatos vacunales, uno de los cuales Abdala tiene una eficacia de más de 92%.
El bloqueo norteamericano contra el pueblo cubano es injustificable y constituye el sistema de sanciones más cruel y prolongado de la historia. Atenta contra los derechos humanos de más de once millones de ciudadanos y ha sido condenado enérgicamente por la comunidad internacional desde 1992 de manera abrumadora.
Es por eso que resulta inaceptable que Estados Unidos ignore año tras año la condena del mundo contra el cerco económico a Cuba, que enérgicamente demandó ante la Asamblea General de la ONU su derecho a vivir en paz, a vivir sin bloqueo.