Por María Josefina Arce

La labor solidaria de los médicos cubanos ha marcado un antes y un después en muchas naciones del orbe, que vieron mejorar sus índices sanitarios y pudieron llevar la atención especializada a los residentes de las zonas más intrincadas y de difícil acceso.

Ha sido una solidaridad de décadas en cualquier rincón del mundo, sin condicionamientos y sin importar ideologías, credos religiosos o color de la piel. Por eso no fue una sorpresa que ante la emergencia sanitaria mundial por la COVID 19 volviera Cuba a estar en primera línea, dispuesta a apoyar a otros pueblos.

Ya lo había hecho antes en incontables ocasiones. Nuestro personal de la salud batalló contra el Ébola en África Occidental y contra el cólera en Haití. Pero igualmente ha ayudado a los damnificados por desastres naturales en cualquier latitud del planeta.

Y quizás muchos lo hayan olvidado, pero también ofreció, sin pensarlo dos veces, su ayuda a Estados Unidos ante los estragos causados en  2005 por el Huracán Katrina, considerado como una de las peores catástrofes naturales de ese país y que provocó cerca de dos MIL muertos.

En ese momento nacería el Contingente Internacional de Médicos Especializados en situaciones de Desastres y Graves Epidemias con el nombre de Henry Reeve, un luchador norteamericano por la libertad de Cuba en las guerras de independencia contra la Metrópoli española.

En estos casi 16 años las brigadas del Henry Reeve han socorrido a muchos pueblos. Ante la pandemia también partieron a otras tierras a salvar vidas y se sumaron a los profesionales cubanos ya presentes en varios de esos territorios.

Su incansable y meritoria labor le ha valido el reconocimiento mundial y la solicitud de muchos de que le sea otorgado el Premio Nobel de la Paz, un reclamo secundado por el Parlatino, Parlamento Latinoamericano y Caribeño.

El organismo regional apoyó la propuesta en ese sentido de su Comisión de Salud para reconocer la labor de los cooperantes cubanos y su activa labor en el enfrentamiento a la COVID 19.

Ya en el 2015 en su trigésimo primera Asamblea ordinaria el Parlatino, también a propuesta de la Comisión de Salud, sancionó una resolución de reconocimiento al trabajo del personal cubano y de otras naciones en la lucha contra el Ébola.

A lo largo del 2020 y de los meses transcurridos del presente año organizaciones, instituciones, parlamentarios y notables personalidades han respaldado de manera creciente la nominación del Contingente al Premio Nobel de la Paz por su solidaria y humanitaria labor a favor de la vida.

En zonas de África, América Latina, el Caribe y Asia , azotadas por terremotos, huracanes, inundaciones y epidemias, cientos de miles de vidas ha salvado el Contingente Henry Reeve, que en la emergencia sanitaria por la COVID 19 también ha estado presente en países de Europa.