Imagen / Diario Crítico
Por: Roberto Morejón
Una ilusoria faceta bienhechora del gobierno y el presidente colombiano, Iván Duque, expuso sin sonrojos en la ONU su mano derecha, en contraste con la visión de Estado violento remitente de mercenarios.
La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez habló a nombre de su país y su jefe en el Consejo de Seguridad, para hacer menos densa la nube de condenas a la gestión de las autoridades de Colombia.
La sostenida represión de los cuerpos antimotines contra participantes en paros laborales alertó al mundo de los extremos del gobierno.
Más de 70 muertos en el reciente paro nacional, lesiones oculares a manifestantes y violencia de género de los uniformados, fueron algunas de las denuncias acompañantes de la actuación oficial contra quienes objetan el programa neoliberal.
Pero Marta Lucia afirmó que las protestas solo estaban motivadas por las insatisfacciones con la pandemia, pues según ella serían irreales las desigualdades denunciadas por los colombianos.
Tras asegurar un compromiso de su gobierno con la paz que nadie percibe, la Vicepresidenta aseguró que la Casa de Nariño trabaja para frenar los asesinatos de activistas sociales.
Las estadísticas muestran lo contrario, pues al menos 904 líderes sociales y 276 excombatientes de la exguerrilla de las FARC han sido asesinados desde 2016.
Ramírez aludió al compromiso de su gobierno con los acuerdos de paz, pero soslayó los incumplimientos, y seguidamente trató de atajar indicios sobre contubernios de Iván Duque con el mercenarismo colombiano.
Con argumentos triviales justificó que el Presidente apareciera en una foto con Antonio Intriago, el señalado reclutador de mercenarios que marcharon a Haití a asesinar al presidente Jovenel Moise.
Después del febril esfuerzo de la disertante por salvar a su jefe, en Caracas difundían evidencias comprometedoras para Bogotá.
El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, enumeró pruebas que vinculan al gobierno de Colombia con los grupos paramilitares participantes en el magnicidio de Moîse y en la violencia en Caracas.
El senador colombiano Jorge Enrique Robledo calificó en la red social Twitter de vergüenza que el país sea reconocido por exportar matones que trabajan con permiso del gobierno.
De mercenarios, exterminio de activistas, injerencia en Venezuela, paramilitarismo y pésima gestión en la pandemia hablan en Colombia, pero con sus perlas la Vicepresidenta perfiló una ficción sobre la trayectoria del gobierno.
