Marcelo Ebrard criticó la gestión de Almagro al frente de la OEA como “una de las peores”. Imagen / newsinamerica.com
Por: Guillermo Alvarado
Agruras y sinsabores deben haber provocado en Washington las certeras críticas emitidas por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y su secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, contra la nefasta Organización de Estados Americanos, OEA.
Hace algunos días López Obrador se pronunció por un nuevo orden internacional en el continente, donde las relaciones de América Latina y El Caribe con Estados Unidos no estén regidas por la OEA, organismo al que calificó de lacayo.
La propuesta, dijo AMLO, como se le conoce por sus iniciales, es construir algo que esté más “apegado a nuestra historia, nuestra realidad y nuestras identidades”.
Esta semana el canciller mexicano aseguró que “Ha llegado el momento que nos preguntemos qué tipo de organización nos hace falta en las Américas para asegurar la convivencia de los países de América Latina, el Caribe y Estados Unidos en el nuevo contexto geopolítico del mundo”.
En declaraciones a la periodista Blanche Petrich, del diario La Jornada, Ebrard dijo que la OEA está en bancarrota moral, pero también política e insistió en la necesidad de plantear algo nuevo.
Agregó el funcionario que el presidente López Obrador tiene toda la razón al proponer otro tipo de organización, que supere las injerencias tradicionales de la que existe ahora y parta de relaciones menos asimétricas y un trato más respetuoso hacia las naciones del área.
En medio de la pandemia de covid-19, cuando América Latina y El Caribe están pagando un costo muy elevado y enfrentan grandes dificultades, Ebrard señaló que la OEA nunca se pronunció al respecto, no preguntó si alguien tenía problemas para conseguir vacunas, ni se preocupó.
La crisis sanitaria no es sólo un asunto técnico, de competencia exclusiva de la Organización Panamericana de la Salud, dijo, sino que se trata fundamentalmente de un tema político central, donde esa entidad estuvo ajena.
“Es por eso que ahora somos muchos los que nos hacemos la pregunta ¿para qué sirve?”, sentenció.
Se refirió también a la política agresiva de Estados Unidos contra Cuba y rechazó la aplicación de sanciones, como el bloqueo económico, comercial y financiero, que históricamente han demostrado ser un error, son éticamente cuestionables y terminan provocando mucho sufrimiento.
De esta manera, México se ha puesto a la cabeza de un amplio movimiento para buscar un consenso regional, que permita encarar las dificultades con voz propia y un sentido de identidad, como fue el sueño de Bolívar y Martí.