Foto / WPLG Local 10
Por: Roberto Morejón
Nada nuevo en que un gobernante busque más información acerca de un asunto y se rodee de personas sinceramente entendidas, aunque en Estados Unidos suelen transgredir ese principio en relación con Cuba.
La administración demócrata afirma ayudar al pueblo de la mayor de las Antillas y mientras ignora que el embargo ---así llaman al bloqueo- es el principal causante de privaciones materiales, asume la fatídica táctica trumpista de continuar con las sanciones.
Y lo hace mientras se reúne, dice, con líderes cubanoamericanos expertos sobre el archipiélago caribeño, aunque los perfiles revelan lo contrario.
La plana mayor demócrata convocó, entre otros, al multimillonario Emilio Estefan, un cacique de la industria de la música, cuyo imperio, equiparado con una mafia, dicta quién se mueve o triunfa.
Estefan salió de Cuba a los 14 años y luego creó su caudillaje vinculado a la lucrativa industria anticastrista.
A la sombra del clan avanza un cantante salido de Cuba, presentado como el supuesto motor espiritual de los antillanos, siempre que utilice como estribillo la narrativa radical.
Otro de los concurrentes a un reciente corrillo sobre Cuba fue Felice Gorordo, empresario admirador del neoliberalismo en Chile.
No está claro si Gorordo recibió noticias de los estallidos sociales en el país austral contra las desigualdades del modelo.
La máxima autoridad demócrata en Washington también invitó al ex alcalde de Miami, Manny Díaz, quien presionó porque el entonces niño Elián González NO regresara a Cuba, y se pisotearan los derechos humanos del padre, Juan Miguel González.
Pero sería un error desconocer el papel en el citado cenáculo del mentor de la administración en relación con Cuba, el senador demócrata Roberto Menéndez.
Bob, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, mueve hilos de la cofradía destinada a apretar las clavijas para más carencias y coacciones sobre Cuba.
De Menéndez publicaron una foto reveladora de archivo en el semanario cubano Trabajadores.
Se ve a Menéndez y a Luis Posada Carriles, copas en alto, cuando brindaban, afirmó la fuente, por algunas de las “hazañas” del terrorista.
El ahora tutor y los invitados a la ilustre tertulia se caracterizan por el profundo odio hacia Cuba y el alejamiento de cómo se vive allí, pues la mayoría nunca pisó el país o salió de él hace décadas.
Con doblez dejaron fuera del cónclave a partidarios de flexibilizar las sanciones que afectan a las familias cubanas.
No son expertos.