La piedra rodante del grupo de Lima

Editado por Maite González
2021-08-12 07:06:44

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Por: Roberto Morejón

Con menos fanfarria mediática en comparación con la que acompañó los momentos álgidos de hostigamiento a Venezuela, acaeció el ocaso y disgregación del llamado Grupo de Lima.

Diseñado en agosto de 2017 a la medida de los intereses de Estados Unidos, varios gobiernos de corte conservador enfilaron la proa del buque de Lima.

Su propósito era secundar y aplaudir las sanciones brutales de Washington a Venezuela, restarle credibilidad a la revolución bolivariana y ayudar a una explosión social.

Los tiempos corrieron en contra de los ultraconservadores, algunos de ellos hoy situados en el circuito de los más reprobados por su gestión, como el expresidente ecuatoriano Lenín Moreno, entusiasta del cónclave hostil. 

Junto a Moreno, el chileno Sebastián Piñera también debió mirar hacia su país por estallidos sociales y bajar la atención en otras latitudes.

Otros presidentes con decoro surgieron a la palestra pública y el círculo a cuya cabeza figura el colombiano Iván Duque comenzó a perder integrantes.

Bolivia, luego del resonante triunfo electoral del Movimiento al Socialismo, Argentina, Perú, y recientemente Santa Lucía, sin olvidar el alejamiento de México de ese conjunto, anunciaron sus respectivas decisiones.

El ministro de Relaciones Exteriores de Santa Lucía, Alva Baptiste, informó sobre la retirada de su país de la autonombrada congregación de Lima.

Se trata de la última defección de una sociedad unida solo por el odio al chavismo y subordinación a Washington, en especial al ex presidente Donald Trump.

Se caracterizó además por enrolarse en torno a la insostenible bufonada del presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó.  

Queda entonces en el camino un concilio político que aplaudió el uso de la fuerza; la violación de derechos humanos y la persecución en lugar del diálogo.

La piedra angular ha sido la intervención en los asuntos internos de Venezuela sin respeto a la autodeterminación.

Todo lo contrario de lo que buscan la Unión de Naciones Suramericanas, malograda por la derecha, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos.

Hacia el fortalecimiento de esos ejes deberían marchar latinoamericanos y caribeños mientras asistimos al atolladero del llamado grupo de Lima.



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