¿Y ahora, qué?

Editado por Maite González
2021-08-16 07:53:43

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Militares estadounidenses establecen perímetro de seguridad en torno al Aeropuerto Internacional de Kabul. Shakib Rahmani / AFP

Por: Guillermo Alvarado

Kabul, la capital de Afganistán fue tomada este domingo por las tropas del talibán, lo que prácticamente pone fin a una costosa y sangrienta guerra de 20 años, la más prolongada en la que se ha visto involucrado el ejército de Estados Unidos en toda la historia de ese país.

Imágenes que recuerdan mucho las escenas finales de la agresión contra Vietnam en 1975 se repiten ahora, con columnas de humo subiendo desde la zona de las embajadas y helicópteros Chinook y Black Hawk evacuando a toda prisa al personal diplomático estadounidense hacia el aeropuerto.

Washington, cuyos expertos habían vaticinado que el talibán demoraría alrededor de un mes en llegar hasta Kabul, lo que ocurrió en poco más de una semana, decidió enviar a toda prisa unos cinco mil efectivos para agilizar la salida de sus funcionarios y algunos colaboradores afganos.

Gobiernos europeos y de otras regiones que contribuyeron en la invasión a ese país centroasiático en 2001, también ultiman los preparativos para sacar a sus ciudadanos por vía aérea, la única que queda porque las carreteras y pasos fronterizos ya no son una ruta posible.

Aunque el talibán prometió una amnistía para quienes colaboraron con los ocupantes, hay un evidente nerviosismo entre mucha gente que busca escapar.

El secretario norteamericano de Estado, Anthony Blinken, ofreció declaraciones la víspera y aseguró que los objetivos propuestos al iniciar los ataques o la ocupación del suelo afgano se habían cumplido. “Esto no es Saigón”, dijo en un lamentable esfuerzo por ocultar la derrota.

Recordemos que tras los atentados en Nueva York en 2001 la Casa Blanca acusó a Afganistán de proteger a Osama Bin Laden, supuesto cerebro de esa operación y ordenó la guerra contra ese país con el objetivo de combatir el terrorismo, establecer la democracia, la libertad y los derechos humanos.

Dos décadas después el balance es negativo. El terrorismo se diseminó por casi todo el mundo, el “nuevo Afganistán” resultó ser un edificio de papel que se derrumbó irremediablemente, las tropas extranjeras, con el Pentágono a la cabeza, tuvieron que marcharse y lo único que prosperó fue el narcotráfico.

Con dinero del contribuyente, Estados Unidos inyectó cientos de miles de millones de dólares para crear un ejército “moderno y disciplinado” que a la postre desertó, o se sumó a la ofensiva talibana. El presidente Ashraf Ghani, huyó del país entre el sábado por la tarde y primeras horas del domingo.

A pesar de lo que diga Blinken, el desastre es total y demuestra una vez más que cuando Estados Unidos acude a “salvar” a un país, en cualquier parte del mundo, lo deja sumido en un mar de sangre, dolor, sufrimiento, caos y miseria. 



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