Las primeras víctimas llegaron en 1619, mucho antes de la creación de EE.UU.
cuya independencia ocurrió en 1776. Foto tomada de Nuevatribuna
Por Guillermo Alvarado (RHC)
Aquí va, amigos, un segundo y modesto aporte para enriquecer la agenda de la cumbre convocada para finales de año por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con el objetivo de discutir temas de democracia, lucha contra la corrupción y la protección de los derechos humanos.
Recordarán, sin dudas, que la semana anterior comenté cómo las raíces de la primera potencia mundial se asentaron sobre los territorios arrebatados a los pueblos indígenas que allí habitaban, los cuales fueron sometidos a persecución, exterminio y encierro de los sobrevivientes en reservaciones.
Toca ahora hablar de otro episodio fundamental para explicar cómo creció el poderío económico y financiero de la nación norteña, hablo de la esclavitud a la que fueron sometidas cientos de miles de personas, cazadas en su natal África y traídas a este continente para someterlas a una brutal explotación.
Las primeras víctimas llegaron en 1619, mucho antes de la creación de Estados Unidos cuya independencia ocurrió en 1776. En la segunda década del siglo XIX había allí un millón 300 mil humanos en esa condición.
Es un error muy difundido pensar que la guerra civil, o de secesión, ocurrida entre 1861 y 1865 tuvo como objetivo dar la libertad a los esclavos en ese país. Nada hay más falso que esa versión.
Para demostrarlo se debe empezar por desmontar un mito, según el cual la esclavitud estuvo centrada en los estados del sur, donde los dueños de las plantaciones fundaron gigantescas fortunas gracias al trabajo de personas despojadas de todos sus derechos y atributos.
Norte y sur, federados y confederados, se beneficiaron por igual y contribuyeron a mantener ese régimen. Uno de los más grandes mercados de esclavos funcionó justamente donde ahora existe el centro financiero más poderoso del país, Wall Street, en el corazón de Nueva York.
El sur producía algodón, es verdad, pero lo vendían los comerciantes del norte, donde las grandes hilanderías lo transformaban en ropas y otros útiles.
Las compañías aseguradoras acumularon riquezas con las pólizas para evitar pérdidas a los traficantes, si un barco cargado de esclavos se hundía.
Más aún, muchos bancos que hoy lucen impolutos rostros, como JP Morgan Chase y sus subsidiarias Citizen 's Bank y Canal Bank, manejaban las finanzas de los terratenientes y aceptaban esclavos como garantía de sus créditos.
Citibank, Bank of America y Wells Fargo tuvieron sus semillas en el comercio y explotación de esclavos, que jugaron un papel determinante en la formación de la economía estadounidense.
¿Ir a la guerra para destripar a la gallina de los huevos de oro? No se lo cree nadie. El tema es denso y necesita más tiempo y espacio, amigos.