Foto: AS Argentina
Por Guillermo Alvarado (RHC)
Las elecciones legislativas parciales celebradas en Argentina confirmaron que la derecha más conservadora sigue viva en ese país, donde el gobierno de Alberto Fernández perdió, como se temía, la mayoría de que disfrutaba en el Senado y redujo su presencia en la Cámara de Diputados.
Todavía falta la confirmación formal de los resultados, pero ya es un hecho que Juntos por el Cambio, el partido del expresidente Mauricio Macri, ganó los comicios para diputados en 12 de los 24 distritos, ante los nueve donde se impuso la coalición gubernamental Frente de Todos.
En el evento estaban en disputa 127 de los 257 escaños que componen esa cámara.
Respecto al Senado la derrota fue menos dura de lo esperado, pero de todas maneras el Frente de Todos perdió la mayoría al caer de 41 a 35 bancas y la oposición subió de 25 a 31.
Aunque el partido de Macri no consiguió la aplanadora legislativa que se proponía, a partir de ahora cualquier proyecto legal tendrá que ser objeto de negociaciones y alianzas, lo que de alguna manera hará más arduo el trabajo de Fernández y su equipo durante los próximos dos años.
Preocupante también es el avance de la extrema derecha representada por Javier Milei, un émulo de Jair Bolsonaro, en Brasil, o José Antonio Kast, de Chile, quien se alzó con 17,03 por ciento de los votos en Buenos Aires.
Varios son los factores que explican este giro de los votantes hacia la derecha, que ya se había visto en las primarias de septiembre.
El más importante sin duda es que tras recibir un país que Macri dejó en el caos, Alberto Fernández no tuvo tiempo de poner en práctica su programa de gobierno debido a la crisis sanitaria mundial de la Covid-19.
La pandemia tuvo efectos devastadores en la calidad de vida de las personas, no sólo en Argentina sino en todo el mundo, y paralizó buena parte de la economía, sobre todo en la importante rama del turismo.
A eso se le suma la carga de la deuda de 45 mil millones de dólares, que Macri contrató con el Fondo Monetario Internacional y cuya mayor parte se disolvió en los meandros de la especulación financiera.
Finalmente, existió una intensa campaña de los grandes medios de comunicación, afines a Juntos por el Cambio, dedicados a culpar de todos los males a este gobierno y a erosionar la confianza en el ejecutivo.
Faltan dos años para las elecciones presidenciales, tiempo que debe ser aprovechado por la dupla Fernández y Cristina Kirchner para reorientar el rumbo y tratar de recuperar la fe de la gente en su proyecto.