Así tratan soldados israelíes a niño palestino. Foto tomada de TeleSur

Por Guillermo Alvarado (RHC)

El departamento norteamericano de Estado publicó recientemente la lista de los gobiernos invitados a la Cumbre virtual sobre Democracia, Derechos Humanos y lucha contra el Terrorismo, convocada por el presidente Joseph Biden para el 9 y 10 de diciembre próximo.

Revisando la nómina de aliados y servidores que tendrán acceso al evento, se descubre la presencia de países que de verdad van a pasar serios trabajos para demostrar que son, en efecto, una democracia y también hay ausencias notables que revelan el carácter discriminatorio de la cita.

Entre los primeros se me ocurre mencionar a Israel, un Estado que carece de Constitución, establece distintas categorías de ciudadanos, ocupa militarmente a la vecina Cisjordania, donde roba tierras a familias palestinas para edificar colonias judías y bloquea por aire, mar y tierra a la Franja de Gaza.

Resulta increíble que la Casa Blanca nunca le haya impuesto sanciones a Tel Aviv, donde un niño puede ser enviado a la cárcel sin mandato judicial previo, mantenido allí sin acusación, juicio o condena, o que resulte muerto por el simple capricho de militares sionistas.

Otro que tendrá complicado hablar de democracia, derechos humanos y terrorismo es Colombia, primer productor y exportador de drogas del mundo.

Foto: TeleSur

Hace cinco años se firmaron los acuerdos de paz en la nación sudamericana, pero no es un aniversario festivo sino una fecha luctuosa.

Por lo menos mil 270 líderes sociales y 299 excombatientes fueron asesinados en este período ante la mirada impávida del gobierno, crímenes a los que debe agregarse el desplazamiento forzoso de 250 mil personas en 50 municipios, sea por grupos terroristas vinculados al narcotráfico o por terratenientes.

Será interesante ver de qué hablará el señor Iván Duque en esa reunión, pero le sugerimos que anote estos datos en su agenda del día.

En el lado de los no invitados están China, Rusia, Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, entre otros, lo que no es ninguna casualidad. Biden no quiere desafinar el coro que lleva meses organizando.

Curioso que no inviten a Bolivia, que podría explicar al resto de invitados cómo se recupera una democracia, que había sido arruinada por un golpe de Estado en cuya organización Estados Unidos tuvo mucho que ver, por medio de su Ministerio de colonias, la OEA.

Tampoco estará Libia, que el Pentágono y la OTAN casi mandaron a la edad media cuando era el país más próspero y tranquilo del norte de África, pero cuya democracia no le gustaba a la Casa Blanca.

En total 111 gobiernos, incluido el anfitrión, escucharán muchos discursos esos dos días, pero muy pocas verdades.