Olaf Scholz ha sido vicecanciller de Merkel desde 2018 y ahora se dispone a tomar su relevo. Reuters
Por: Guillermo Alvarado
Hoy miércoles ocurre en la República Federal de Alemania algo más que un cambio de gobierno, pues se cerró toda una época con la entrega del cargo de Ángela Merkel a su sucesor, Olaf Scholz, terminando así una administración de 16 años que tuvo gran repercusión dentro y fuera de Europa.
A diferencia de muchos otros políticos, finalizó cuatro mandatos consecutivos con una muy alta tasa local e internacional de aprobación y confianza, del 72 por ciento según una encuesta realizada hace pocos días por el Instituto Pew, lo que habla muy bien de su labor.
Nacida el 17 de julio de 1954 en Hamburgo, creció y estudió en la extinta República Democrática de Alemania, a donde su familia se trasladó cuando ella tenía apenas tres meses de edad.
Se doctoró en Física en la Universidad de Leipzig y no fue sino hasta la caída del muro, en noviembre de 1989, cuando ingresó a la vida política de la mano de Helmut Khol, a quien consideró como su mentor.
Su ascenso político fue veloz, entre 1991 y 1998 fue diputada, ministra para la Mujer y la Juventud y del Medio Ambiente, y en abril del 2000 conquistó la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana que, en alianza con la social democracia, la llevó al cargo de Canciller Federal en 2005.
Ángela Merkel, que siguió usando el apellido de su primer esposo a pesar de estar casada ahora con Joachim Sauer, será recordada por su capacidad de adaptarse a tiempos cambiantes, incluso contra la voluntad de sus partidarios, y por algunas decisiones polémicas que marcaron su administración.
Tras la crisis financiera global de 2008, fue implacable con Grecia y otros países económicamente débiles de la Unión Europea e impulsó severos programas de austeridad y ajuste financiero, con efectos desastrosos para millones de familias desfavorecidas.
Sin embargo en 2015, prácticamente sin consultar a sus socios continentales, abrió las puertas de Alemania a cientos de miles de migrantes que se agolpaban en las fronteras de Europa.
Mantuvo una posición firme hacia el Reino Unido durante el proceso de separación de Londres con el grupo comunitario, el llamado “brexit”, y se convirtió en una especie de muro de contención ante los desbordes del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La primera mujer en gobernar Alemania durante su historia como república fue, por supuesto, una representante del sistema capitalista, con sus contradicciones y claroscuros, que suelen ser más oscuros que claros, pero al final del día dejó un legado de eficiencia y honestidad en el manejo de los asuntos de la llamada “locomotora europea”.