Por María Josefina Arce.

Cuba ha sido capaz de dar vida a tres vacunas de alta eficacia y seguridad contra la COVID 19, que han permitido que gran parte de su población esté en la actualidad inmunizada contra una enfermedad que avanza vertiginosamente por el mundo. Inmunos que además, son una esperanza para las naciones menos desarrolladas ante el egoísmo de las más ricas.

Nuestro país se distingue por sus principios  humanistas y solidarios, y a la ayuda médica brindada a otros pueblos dada la emergencia sanitaria mundial, se suma su disposición de compartir sus fármacos  para contribuir a garantizar el derecho a la vida y la salud de cada ser humano.

Pero nuevamente se ha puesto de manifiesto el carácter extraterritorial y genocida del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, al impedir el apoyo de la Internacional Progresista a este gesto de compartir vacunas.

Creada en mayo de 2020 para unir, organizar y movilizar a las fuerzas progresistas del orbe, la organización denunció en los últimos días que el banco holandés ING se plegó a las disposiciones del cerco norteamericano. La institución financiera, con sede en los Países Bajos, señaló la Internacional Progresista, bloqueó las donaciones recibidas en su cuenta para el viaje a La Habana de una delegación que organizará una sesión informativa sobre los esfuerzos que realiza el estado caribeño para producir sus propias vacunas, pues la hostil política de Washington impone numerosas trabas.

Un bloqueo que se recrudeció y se mantiene en medio de una pandemia, ignorando los llamados del secretario general de la ONU, António Guterres, y otros líderes internacionales dirigidos a eliminar o flexibilizar las medidas coercitivas contra diversos países ante la emergencia sanitaria mundial.

La Mayor de las Antillas debió hacer frente al incremento de los costos de los materiales imprescindibles para el desarrollo de las vacunas, pues los proveedores habituales se negaron a suministrarlos por temor al impacto del cerco contra sus compañías.

También limitó la adquisición por las entidades científicas cubanas del equipamiento necesario para avanzar en el proceso investigativo y de producción de los Inmunos.

Es bien conocido que la industria biotecnológica y farmacéutica de Cuba es afectada cada año en cuanto a la investigación, fabricación y comercialización de sus productos, así como es limitado el intercambio académico y científico.

Esta  criminal medida atenta no solo contra la vida y el bienestar de los cubanos, sino también de otros pueblos, pues, como recuerda la Internacional Progresista, la mayoría de los habitantes de los países más pobres del planeta no han recibido ni siquiera una inyección contra el virus.

De ahí la trascendencia de la reunión informativa especial del venidero día 25, promovida por esa organización, que se realizará en directo desde la capital cubana, con la participación de los principales científicos, funcionarios del gobierno y de la salud.

El mundo podrá conocer  detalles sobre las vacunas cubanas Anti COVID 19,  que con toda seguridad se aplican a la población cubana, incluidos nuestros niños y jóvenes,  y el deseo de la nación caribeña de ponerlas a disposición de quienes las necesiten.