Por: Roberto Morejón
Con diversos nombres y apelativos, grupos de extrema derecha en Estados Unidos abren espacios y perturban la vida política y social.
Se llamen milicias, QAnons, Proud Boys o de otra forma, los extremistas promueven ideas y posturas peregrinas a través de la televisión, en concentraciones y marchas o las redes sociales, para dislocar la cotidianidad, como ocurrió recientemente en Texas.
El Centro Nacional de Mariposas de ese estado, próximo a la frontera con México, recibió tantas amenazas de los fanáticos que se vio forzado a cerrar las puertas temporalmente.
Seguidores del movimiento conspirativo QAnon, entre otros exaltados, acusaron sin pruebas al centro de ser un albergue para el tráfico de personas y la inmigración ilegal.
Los términos empleados parecen delirantes porque aludieron a que el recinto estaba encabezado por lo que llamaron matones de izquierda con falso interés en las mariposas.
Sería un error minimizar o ignorar amenazas y actitudes como las señaladas en un país capaz de ser escenario de un sedicioso asalto de turbas al Capitolio, en enero de 2021, para impedir lo que los revoltosos consideraron un fraude electoral.
Todavía muchos seguidores del expresidente Donald Trump, quien instigó a los intolerantes, afirman creer que su ídolo ganó las elecciones de noviembre de 2020.
Bajo ese recuerdo, los estadounidenses se preguntan si en el resto del año en curso aumentarán las acciones de grupos supremacistas y otros recalcitrantes, a propósito de los comicios de medio término.
En una sociedad sumamente polarizada a pesar de que el presidente Joseph Biden prometió trabajar para aminorar el divisionismo, es muy posible el enardecimiento y hasta el paroxismo, manifestados por individuos en muchos casos armados.
Recuérdese que durante la campaña electoral hasta el propio Trump identificó a oponentes demócratas como representantes de la izquierda, un recurso que está lejos de implicar solamente un arma política.
Los adeptos más radicales de Trump están a la espera de sus próximos pasos porque pareciera tantear la postulación para las presidenciales venideras.
No les importa que el magnate aguijoneó a desenfrenados como Jake Angeli, el individuo con casco de bisonte, cuya imagen recorrió el mundo a causa de la insurrección contra el Capitolio.