Por: Roberto Morejón
Tras la conmoción por el trágico accidente en un hotel habanero, los cubanos recobran fuerzas para seguir aplicando lineamientos, encaminados a continuar lo que el ministro Alejandro Gil calificó de recuperación de parte del terreno perdido en materia económica.
La mayor de las Antillas coronó con una emocionante y solemne vigilia las arduas e incesantes faenas de rescate de los desaparecidos, tras la explosión por un escape de gas en el capitalino hotel Saratoga.
En medio del tributo a la memoria de las 46 personas muertas y las operaciones para atender a damnificados, los cubanos no abandonaron ocupaciones vitales de la producción, dada su importancia crucial.
De acuerdo con una objetiva y pormenorizada exposición del ministro de Economía y Planificación Alejandro Gil, la nación caribeña comienza a dejar atrás gradualmente los efectos de la caída de 13 por ciento del Producto interno Bruto en 2020.
En 2021, aun en medio de la pandemia que junto al bloqueo estadounidense ha ocasionado a Cuba cuantiosas pérdidas, la economía antillana tuvo un respiro.
En opinión del también viceprimer ministro Alejandro Gil, la inflación, que golpea los bolsillos de los ciudadanos, da señales de ralentización, ante el impacto de disposiciones gubernamentales para mitigarla.
Aunque los bienes y servicios prosiguen caros, admitió Gil, los expertos aprecian estabilidad y realzan una mayor presencia de tubérculos y hortalizas en los mercados, sin cubrir aun la demanda.
De ahí que los estrategas de la economía insistan en la recuperación gradual de la capacidad de compra de los ciudadanos, mediante el aumento de la producción local y no a través de una importación masiva de renglones.
Impiden esas compras la baja disponibilidad de divisas y altos precios del petróleo, alimentos y materias primas en el mercado internacional.
En condiciones tan adversas, resaltan el mayor vínculo de la economía con las universidades, aplicación de la ciencia y la innovación y la actualización de la estrategia con 158 medidas, para enfatizar en la eficiencia.
No obstante, persisten obstáculos que hacen más complejo el rescate, como la baja disponibilidad de combustibles y divisas.
Todavía con déficit de productividad y problemas con la eficiencia, la economía antillana confía en recobrarse, y le atribuye un papel relevante a los más de 3 mil 200 nuevos actores económicos aprobados.
Esos animadores, incluyendo micro, pequeñas y medianas empresas privadas y cooperativas, deben alentar a los municipios y vincularse a la rama estatal, a fin de incidir en la programada oxigenación de la economía.