Por: Guillermo Alvarado
En el país de las “libertades” y la “democracia”, Estados Unidos, en los últimos días hubo por lo menos diez muertos y más de 20 heridos por ataques con armas de fuego, una plaga que cada año enluta a cientos de miles de familias sin que el gobierno cumpla su obligación de proteger a la gente.
Desafortunadamente no se trata de hechos aislados, accidentes casuales o brotes esporádicos de violencia, sino de una cadena de tragedias que ocurren de manera sistemática en una nación donde legalmente circulan más armas que habitantes, incluidos bebés recién nacidos o ancianos.
Según datos divulgados por la organización no gubernamental Archivo de Violencia Armada, entidad con sede en la ciudad de Washington, entre 2019 y 2021 los disparos cortaron la vida a 128 mil 207 estadounidenses y dejaron por lo menos 110 mil 263 lesionados, muchos de ellos de gravedad.
La parca no tiene días libres en ese país y así ocurrió el sábado reciente en la ciudad de Buffalo, estado de Nueva York, cuando un joven blanco de 18 años abrió fuego con un fusil de asalto contra los clientes de un supermercado, la mayoría de ellos de raza negra, matando en el acto a diez personas.
Un dato ominoso es que el sujeto se conectó a una red social y transmitió en vivo los primeros minutos de la brutal cacería humana.
El acto califica en lo que las leyes estadounidenses definen como “crimen de odio”, fríamente planificado y perpetrado. El autor, identificado como Payton Gendron, viajó desde la urbe de Conklin, ubicada a 320 kilómetros de Buffalo, para cometer el múltiple asesinato.
Iba, además, pertrechado como para una guerra, con casco, chaleco antibalas, ropa militar y otros equipos.
La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, dijo que fue un ataque típico de los supremacistas blancos, una ideología xenófoba y racista que se multiplica peligrosamente en esa nación.
Un día antes, en Milwaukee 20 personas fueron heridas en dos tiroteos ocurridos luego de finalizar un partido de la Asociación Nacional de Baloncesto, NBA por sus siglas en ingles.
El presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, condenó todo acto de terrorismo interior y calificó como repugnante la ideología supremacista blanca, pero son sólo palabras sin ninguna trascendencia en la práctica, porque estos hechos se repiten cada vez con mayor frecuencia.
No ha habido gobierno en ese país capaz de poner controles estrictos a la venta, portación y uso de armas, quizás porque la vida de los ciudadanos, a los que tanto dicen defender, vale menos que los aportes que fabricantes y vendedores hacen a sus campañas, curioso concepto de democracia.