Imagen ilustrativa tomada de Prensa Latina
Por: María Josefina Arce
Compartir y coordinar estrategias para beneficio de todos los ciudadanos en las adversas condiciones de la etapa post-pandemia y para garantizar la paz y estabilidad regional centra la atención, en La Habana, de la vigésimo primera Cumbre de jefes de estado y de gobierno del ALBA-TCP, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos.
Ese objetivo de bienestar común y de defensa del derecho de escoger nuestro propio camino ha guiado el accionar del bloque que ha ido creciendo en membresía, desde que en 2004 Cuba y Venezuela le dieran vida. Hoy cuenta con diez naciones miembros y tres invitadas especiales.
Aunque La Habana y Caracas fueron sus promotores, en este mecanismo cada opinión cuenta, se escuchan las inquietudes de los estados que lo conforman. Abierta y libremente se plantean y debaten propuestas, en aras de ir disminuyendo asimetrías y mejorar las condiciones de vida de sus pobladores.
ALBA-TCP se distingue por el respeto a la soberanía e identidad de los pueblos. El bloque es un ejemplo de cómo fomentar las capacidades nacionales para avanzar en su desarrollo, en tiempos de confrontaciones y exclusiones.
Cuando se intenta acallar las voces de países independientes como Cuba, Venezuela y Nicaragua y se les excluye de citas como la denominada Cumbre de las Américas, de junio próximo en Los Ángeles, se erige la iniciativa integradora como una verdadera opción para trabajar por el desarrollo común y una muestra de unidad regional.
Sin presiones, ni condicionamientos se pone a disposición de todos los avances en determinadas esferas. Así ha sido desde su creación y que cobró especial significación en estos dos años de emergencia sanitaria mundial por la Covid-19.
Desde el primer momento se convirtió en una prioridad para la Alianza contrarrestar el impacto de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, en todos los órdenes: económico, sanitario y social.
Y aunque varios de sus miembros fueron objeto de medidas coercitivas unilaterales, la solidaridad no se detuvo. A través del Banco del ALBA se estableció un puente aéreo humanitario para el traslado de personal sanitario, vacunas y otros insumos.
Es la cooperación que siempre ha caracterizado al bloque a lo largo de 18 años y que no solo comprende a la salud, sino también a otras esferas como la educación, alimentación, cultura y deporte.
En medio de la difícil situación generada por la pandemia, las medidas coercitivas contra algunos de sus miembros y las pretensiones hegemónicas de Estados Unidos, tiene grandes desafíos este bloque que nació como una alternativa diferente, respetuosa e independiente para los países del área.
ALBA-TCP construye un camino propio, de defensa del destino de nuestros pueblos y su derecho a trabajar por un desarrollo socioeconómico justo, sostenible e inclusivo.