Por: Guillermo Alvarado
El gobierno de Argentina volvió a exigir esta semana ante el Comité de Descolonización de la ONU que se devuelva a su país la soberanía sobre las Islas Malvinas, así como otros territorios insulares en el Atlántico sur, que están bajo ocupación ilegal del Reino Unidos desde el siglo XIX.
Durante una reunión especial, el ministro de Relaciones Exteriores Santiago Cafiero emplazó a Londres a escuchar a la comunidad internacional y retomar las negociaciones para buscar una salida pacífica al diferendo. Que no le tengan miedo a la paz, dijo el funcionario de la nación sudamericana.
Agregó que no se trata sólo de una demanda argentina, sino de un clamor mundial porque hoy día, explicó, existen un total de 17 situaciones coloniales pendientes de una solución, de las cuales diez, es decir la mayoría, involucran al Reino Unido.
El conflicto comenzó el 3 de enero de 1833, hace poco más de 189 años, cuando fuerzas militares británicas ocuparon las Malvinas, expulsaron a las autoridades locales, que se habían establecido en 1829, impidiendo su regreso.
En un acto de vulgar piratería, los ocupantes prohibieron allí la radicación de argentinos provenientes del territorio continental.
A lo largo de los años la potencia europea asentó allí colonias con habitantes británicos, además de aprovecharse de los recursos naturales, en particular de las reservas de petróleo y minerales.
Las Naciones Unidas califican el llamado “Caso Malvinas” como una situación de descolonización especial y particular donde, a diferencia de otros procesos, no resulta aplicable el principio de libre determinación de los pueblos, como pretende imponer Londres.
Esto quiere decir que los habitantes actuales de ese territorio no son en sí mismos un pueblo víctima de ocupación extranjera, sino parte misma de la potencia colonial y por lo tanto los únicos que pueden reclamar la legítima soberanía son los argentinos.
Un punto álgido en este conflicto fue la guerra de 1982, cuando el ejército del país sudamericano intentó desalojar a los británicos, pero fue derrotado en un desigual enfrentamiento, donde los ocupantes contaron con el apoyo de Estados Unidos que ignoró sus compromisos continentales.
Al respecto, el canciller Cafiero señaló que las victorias militares no generan derechos y el problema continúa sin resolverse. Se preguntó el ministro si acaso hay países habilitados para incumplir la Carta de la ONU y demandó a la comunidad internacional a actuar, o ser cómplices de una doble moral.