Visita del presidente Díaz-Canel a barrio vulnerable.
Por María Josefina Arce.
Hacía referencia por estos días el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, a importantes aspectos de la transformación de los barrios, una estrategia que siempre ha estado presente en la voluntad de las autoridades de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y atender a las personas más vulnerables.
Refresquemos la memoria a quienes intentan presentar este esfuerzo como algo del momento. Y en ese sentido recordaba el mandatario cubano que los antecedentes de esta labor están en el pensamiento, y sobre todo en el accionar del líder histórico de la revolución Fidel Castro.
A lo largo de décadas fue una constante la presencia de Fidel en las comunidades, y no solo dando su apoyo ante la ocurrencia de fenómenos meteorológicos u otras situaciones. Fidel llegaba y reunía a una multitud, y entre el regocijo popular no dejaba de escuchar atentamente los planteamientos de los pobladores.
Fue por demás, el promotor del movimiento de trabajadores sociales, que se volcó a las zonas más humildes para conocer de las carencias, necesidades y preocupaciones de sus habitantes y viabilizar el camino a las soluciones.
El trabajo de estos hombres y mujeres, en su mayoría jóvenes, ha permitido conocer la situación de las familias, de las personas en situación de discapacidad, los pensionados y las embarazadas, entre otros segmentos poblacionales.
Y aunque la persistencia del bloqueo norteamericano y condiciones internacionales adversas han dificultado en numerosas ocasiones las necesarias respuestas, se ha seguido perfeccionando este trabajo que también, en la medida de las posibilidades y los recursos disponibles, lleva aparejado otras acciones.
Los barrios son hoy un escenario de constante transformación, que parte de la participación de los ciudadanos, de sus criterios y sugerencias, pues como ha subrayado Díaz Canel es esencial el diálogo.
Es vital procurar que los beneficiarios sean participantes directos y activos de los cambios tanto estructurales como conductuales.
Y es que como ha explicado Díaz Canel se trata de un programa integral que hace énfasis en el crecimiento cultural y espiritual de las personas, y tiene en cuenta la creación de empleos y oportunidades de desarrollo de los habitantes de estas comunidades.
En este proceso transformador adquiere una decisiva importancia la contribución de las entidades estatales y no estatales enclavadas en esos lugares, y las universidades, con su amplio caudal de conocimientos.
Impulsar el desarrollo del país desde los barrios es el objetivo de este programa, que se perfecciona cada día teniendo en cuenta las mejores prácticas de todos estos años.