BRICS
Por: Guillermo Alvarado
En momentos en que Estados Unidos aprovecha a la debilitada y sumisa Unión Europea para reconstruir su hegemonía en un mundo unipolar, surge la alternativa, y también las esperanzas, del grupo de países con economías emergentes conocido por todos como BRICS.
Se trata de un acrónimo atribuido a Jim O’Neill, antiguo economista jefe del consorcio financiero Goldman Sachs, construido a partir de las iniciales de las naciones que lo forman, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que ofrecían ya en 2009 muy buenas perspectivas de crecimiento.
La palabra BRICS en inglés también significa “ladrillos”, que son por su resistencia, cohesión y fuerza elementos indispensables en la construcción de grandes edificaciones, de allí lo pertinente de su nombre en el momento de su nacimiento, cuando la economía global atravesaba una grave crisis financiera.
Hoy día la situación no es menos compleja que hace 13 años, al grado de que muchos especialistas temen una etapa de recesión en la primera potencia mundial, circunstancia que no se debe a la guerra en Europa del Este, como muchos insisten en hacernos creer.
Se tambalea el modelo capitalista y sus crisis sistémicas son cada vez más frecuentes y graves, con efectos negativos en cualquier punto del globo.
De allí la necesidad de crear un mundo multipolar, tarea en la que fracasaron los europeos, que fueron conducidos como ovejas al redil.
Las miradas se vuelcan al grupo BRICS, cuyo papel no ha sido el que se esperaba por algunas discrepancias internas, pero que podrían mejorar en el corto plazo si en Brasil triunfa en octubre Luis Inacio Lula da Silva.
Hay otras señales fuertes, como la solicitud formal de adherirse al bloque de Argentina e Irán, y las perspectivas en igual sentido de Arabia Saudita, Egipto y Turquía, lo que llevaría al grupo a un terreno mucho más allá de la economía, el comercio y las finanzas, o sea a la geopolítica.
Llama poderosamente la atención el caso de Turquía, que es miembro de la guerrerista OTAN y candidato fuerte, aunque de momento estancado, de adherirse a la Unión Europea.
En la actualidad los BRICS concentran el 42.5 por ciento de la población mundial, ocupan el 26 por ciento del territorio habitable del planeta, superan los 30 puntos del Producto Interno Bruto global y participan en la quinta parte del comercio internacional.
Si se concretan las nuevas incorporaciones y se tratan con inteligencia las contradicciones conceptuales, por ejemplo entre Arabia Saudita e Irán, su fuerza se multiplicaría y Washington no podría ignorar su presencia en un mundo que quiere hacer absolutamente suyo.