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Por María Josefina Arce.
En noviembre próximo en Egipto tendrá lugar la vigésimo séptima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio climático, una nueva oportunidad para acordar de manera conjunta acciones más ambiciosas que pongan un freno a esta amenaza a la que se enfrenta el mundo.
Para el Caribe, dada su alta vulnerabilidad ante los fenómenos naturales que trae aparejado el cambio climático, es de gran importancia este encuentro. De ahí que de cara a COP27 los jefes de gobierno de las naciones insulares del área estén reunidos en Nassau, la capital de la Mancomunidad de las Bahamas, para debatir sobre cuestiones relacionadas con este desafío.
Presentar una posición común en Egipto es el objetivo de esta cita, en la que participa Cuba. En su intervención en el Panel de Mitigación, el primer ministro cubano, Manuel Marrero, reiteró la voluntad de su país de trabajar de manera conjunta para enfrentar este fenómeno.
Subrayó Marrero que la actual crisis climática exige mayores compromisos de todos los estados, fundamentalmente los desarrollados, principales emisores de gases de efecto invernadero.
La Mayor de las Antillas mantiene un total compromiso con la protección del entorno y su biodiversidad. Es así que en 2020 actualizó su Contribución Nacionalmente Determinada hasta 2030, obligaciones asumidas por el país para la reducción de estas emisiones y la adaptación al cambio climático.
Incluye metas más ambiciosas en varios sectores como forestal, agricultura, transporte y energía renovable. Busca incrementar hasta en 24% la generación de electricidad a partir de las llamadas fuentes limpias y aumentar la cobertura boscosa en 33%.
A pesar del recrudecimiento del bloqueo norteamericano y de la emergencia sanitaria mundial por la COVID 19, Cuba fue el décimo tercer país en presentar este documento ante la Convención Marco de la ONU para el Cambio climático, según lo establecido en el Acuerdo de París, en vigor desde noviembre de 2016.
Nuestro país cuenta con un plan integral conocido como Tarea Vida para enfrentar y mitigar el impacto del cambio climático y que involucra a diversos ministerios, entidades y a la población.
En una primera etapa la iniciativa incluyó el traslado de un grupo de asentamientos humanos, ubicados en áreas amenazadas por la elevación del mar, una de las consecuencias de este fenómeno.
También se sembraron y restauraron manglares, importantes para reducir la erosión costera y proteger a gran cantidad de organismos. Asimismo, se conservaron y rehabilitaron playas a lo largo del archipiélago.
Cuba igualmente ha puesto a disposición de sus vecinos caribeños su experiencia y conocimientos en esta área para mitigar las afectaciones por esta problemática y avanzar hacia un Caribe más resiliente.
El cambio climático es un desafío común, una barrera para el desarrollo de los estados del área, por lo que Cuba siempre ha apostado por trabajar unidos y llevar a cabo proyectos conjuntos que preserven el entorno y la vida humana.
